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Mostrando entradas de enero, 2023

"Bienaventurados" (Mt 5, 1-12a). Fiesta de San Valero

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  Hoy, en Zaragoza, recordamos al obispo San Valero, obispo, que, durante la persecución de Diocleciano, a principios del siglo IV, fue juzgado junto a su diácono, San Vicente, por el prefecto Daciano. A diferencia de él, no sufrió el martirios. Según la tradición, habría sido desterrado a los Pirineos. Se le venera como confesor de la fe y pastor de esta Iglesia de Zaragoza. El Evangelio de esta fiesta (uno de los dos que se pueden elegir) coincide con el de este domingo, que nos ofrece las Bienaventuranzas. Es un texto que San Mateo y San Lucas colocan al comienzo de la predicación de Jesús, como " texto programático ". Sin embargo, Jesús se dirige a discípulos que ya tienen un " recorrido ", que ya conocen las dificultades que entraña ser seguidor de Jesús: el empobrecimiento que implica el compartir; el llanto de quien se acerca a compartir el sufrimiento de otros (como también, el de quien toma cabal conciencia de su propio pecado, de su fragilidad y pobreza);

"Una luz grande... Convertíos, porque está cerca el Reino de los Cielos" (Mt 4, 12-23)

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El pasaje que hoy escuchamos es como un " trailer " o una " obertura " del Evangelio de Mateo, que seguiremos este año. Podemos contemplar varias escenas, varios temas: el valor de Jesús, que empieza a predicar cuando Juan Bautista ha sido arrestado; el acercamiento de Jesús a la periferia (la " Galilea de los gentiles ", en lugar de Jerusalén); la llamada a la conversión; la vocación de los primeros discípulos; el paso de Jesús que anuncia la cercanía del Reinado de Dios, y cura " toda enfermedad y toda dolencia "... Y, presidiéndolo todo, la luz, que había anunciado el profeta Isaías (Is 8,23-9,3) y que resplandece en las palabras y en las obras de Jesús. Luz para los que habitan en tinieblas: que nos invita también, a cada uno, a abrir el corazón, para dejar que ilumine las sombras y los claroscuros de nuestra vida. Claridad que nos ve (como Jesús ve a Pedro y Andrés, a Santiago y Juan), y nos invita a volvernos hacia esta luz que es guía, ale

"Ese es el que bautiza con Espíritu Santo" (Jn 1, 29-34)

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  Juan Bautista, que ha dedicado su vida a preparar el camino del Señor (Mc 1, 1-2) ahora nos lo  presenta, con un lenguaje simbólico, que conecta con las promesas y anuncios del Antiguo Testamento, abriéndolos a sentidos nuevos. Un cordero, sacrificado y compartido como comida de comunión, fue el instrumento de la liberación del pueblo de Israel, cuando Dios lo sacó de la esclavitud de Egipto. Jesús nos trae una nueva liberación, más profunda y total. Él quita el pecado del mundo, carga con él (el verbo griego que usa Juan significa "cargar sobre sí"), para liberarnos de él. Quien entra en comunión con Jesús, quien lo recibe, entra en un camino (éxodo) de liberación de la violencia, la injusticia y ambición, la manipulación del mundo... Jesús es quien nos trae la salvación de Dios. Y lo hace como cordero, por por caminos de paz, de sencillez, de entrega. Caminos diferentes de los que busca el mundo para transformar las cosas. Pero Jesús es también el que hace brotar en el mu

"Este es mi Hijo amado" (Mt 3, 13-17)

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  Con la fiesta del Bautismo del Señor completamos el ciclo de la Navidad, en que celebramos la manifestación, la venida al mundo del Hijo de Dios. En el Evangelio de hoy se hace presente la Trinidad: sobre Cristo se posa el Espíritu, que va a acompañar todos sus hechos y palabras, y escuchamos la voz del Padre. El misterio de la Trinidad se hace presente en este momento en que Jesús se une a los pecadores que recibían el bautismo de Juan como signo de arrepentimiento, de apertura a Dios y búsqueda de su camino de justicia.  Dios se muestra, así, solidario de esta humanidad que, entre tropiezos, errores y caídas, busca la paz, la justicia. Asume nuestro camino, con toda su imperfección y dificultades. De hecho, Jesús viene a hacerse cargo de nuestra debilidad, de cuanto nos dificulta el encuentro con el Padre. Juan lo señalará, así, como " el cordero de Dios que quita el pecado del mundo " (Jn 1,29). Así es como se cumplirá la justicia de Dios, que es salvación (" convie

"Hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo" (Mt 2, 1-12)

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  La fiesta de hoy nos habla de Dios que se manifiesta y trae la salvación para todos. Con el profeta Isaías nos llama al asombro, a ensanchar el corazón (Is 60,5). Y la carta a los Efesios (3,6) nos revela que Dios ha hecho " coherederos... partícipes de la misma promesa " a aquéllos que no se consideraban parte del pueblo elegido, que vivían lejos de Dios, sin conocerlo.  Él viene como luz para todos: " sobre ti amanecerá el Señor " (Is 60,2). No excluye a nadie. Muestra de ello, es que los primeros testigos de su venida fueran los pastores (que, por su modo de vida, no cumplían la Ley, eran un tanto marginales), y ahora sean unos extranjeros, y además magos, que la Ley condenaba (Dt 18, 11).  Llegan hasta Él los que buscan ( ¡Levántate! dice también Isaías 60,1), atentos a los signos que aparecen, preguntando. A diferencia de los escribas de Jerusalén, que "saben" dónde ha de nacer el Mesías, y que se sobresaltan, pero no se mueven, aquellos magos &quo

"Nacido de una mujer... para que recibiéramos la adopción de hijos" (Gal 4, 4-7; Lc 2, 16-21)

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Entramos en el año nuevo de la mano de María. Ella es testigo y colaboradora fundamental del misterio que celebramos: Dios se hace hombre, asume toda nuestra realidad. Dios comparte nuestra vida, para que nosotros seamos hijos de Dios. Y por eso, como nos dice san Pablo en la carta a los Gálatas, nos envía su Espíritu. Para que nos enseñe a orar -y a vivir- como Jesús. En ese " abbá " se nos ofrece toda la experiencia y el camino de confianza, de comunicación profunda, de entrega, que encontramos en Jesús.  Además, Jesús es, plenamente, la bendición anunciada desde antiguo, que hemos escuchado en la lectura del libro de los Números (Num 6, 22-27): Es el rostro de Dios , que él ilumina sobre nosotros, como luz que nos guía. Él es nuestra paz (Ef 2, 14; Jn 14, 27-28), que nos acompaña para afrontar los acontecimientos que lleguen, porque con él todo camino lleva a la Vida. Y que nos hace capaces de construir paz, desde la reconciliación y la misericordia.  Este primer día del