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Mostrando entradas de octubre, 2021

"Amarás..." (Mc 12, 28b-34; Dt 6, 2-6)

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  Para los judíos, la Ley es sabiduría para vivir. Es la presencia de Dios en medio de su pueblo. También, se volvió una maraña de 613 preceptos, entre los cuales llegaba a resultar difícil orientarse. El escriba, buen conocedor de aquellos preceptos, busca en Jesús ayuda para situarse ante ellos.  Jesús remite a un texto bien conocido, que habla de Dios como fundamento de todo, que llama a escuchar y amarlo "con todo tu ser" y une a él, el amor al prójimo, que es el principio de todas las demás normas. La novedad de su respuesta está en unir el amor a Dios y a los demás (y a uno mismo). Son palabras ya conocidas, pero su sentido tiene siempre mucho por descubrir. También nosotros tendemos a perdernos entre mil obligaciones y distracciones. Y  vivimos en una cultura de la fragmentación, que tiende a "deconstruir", a ir descomponiendo nuestra realidad en "elementos independientes" como si fueran piezas que se pueden separar y mezclar de nuevo arbitrariament

"Para servir y dar su vida en rescate por todos" (Mc 10, 35-45)

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El pasaje evangélico de hoy sigue al tercer anuncio de la Pasión (aludida en la Primera lectura, de Is 53, 10-11), en el que Jesús detalla que ha de sufrir la condena, el desprecio, el escarnio y la muerte, antes de resucitar. Y la conversación de Jesús con Santiago y Juan tiene muchas referencias a la cruz, con conexiones sorprendentes: el bautismo y el cáliz (que hacen pensar en cómo los sacramentos implican compartir el camino de Jesús), los puestos a la derecha y la izquierda (expresión que vuelve a aparecer... en el Calvario), la misma gloria que ellos reclaman (y que en el Evangelio, se manifiesta precisamente en la Cruz)... Los discípulos no saben lo que piden, ignoran el alcance del camino de Jesús y de sus propias palabras.  La ambición de estos discípulos desata (como siempre) las rivalidades y divisiones en el seno de la comunidad. Jesús los reúne, con su palabra y ejemplo. Y es que Él se entregará " para reunir a los hijos de Dios dispersos " (Jn 11,52). A diferen

"En una columna de nube para guiarlos por el camino" (Ex 13, 21)

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En este día de alabanzas y celebraciones en honor de María, el Evangelio nos revela el secreto de su vida y bienaventuranza: " mejor, dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen " (Lc 11, 28). Con ello, nos centra, también, en la actitud que más nos acerca a María, la que nos ayuda a identificarnos con ella y honrarla.  Contemplamos hoy a María en medio de la comunidad cristiana (Hch 1, 14), sosteniendo, alentando su perseverancia en la oración, que los prepara para acoger el Espíritu de Dios. Como aquella columna de fuego y nube con la que Dios guiaba y alumbraba al pueblo en su camino por el desierto (Ex 13, 21), María es para nosotros referencia luminosa, que nos invita a construir nuestra vida sobre Jesús, el verdadero cimiento (Mt 7, 24; 1 Cor 3, 11). Su sencillez abierta a Dios nos invita a, como buenos constructores, poner en él el centro de gravedad de nuestra vida, apoyar en Él nuestras cargas, trazar desde su Palabra las líneas fundamentales de nuestr

"Es imposible para los hombres, no para Dios"

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Hoy, la lectura del libro de Sab. 7, 7-11, nos invita a buscar sabiduría. Nos prepara así para la escena (sorprendente) del Evangelio de hoy: alguien que "lo tiene todo" (es joven, es rico, ha cumplido todo lo prescrito...) y en un momento, toda esa riqueza se le vuelve miseria (Flp 3,8), porque le impide lo más importante: entrar en la Vida con Cristo. Es como el reverso de la vocación de Mateo (Mc 2, 13-14), cuando Jesús " vio a Leví ", éste " se levantó y lo siguió " y a continuación hubo en su casa una fiesta en la que Jesús proclamó la misericordia del Padre que busca a los enfermos y pecadores. Frente a la alegría de los que se encuentran con Jesús, el joven rico marchó triste.  Jesús señala la cuestión fundamental: dónde ponemos nuestra confianza. Y señala que salvarse es imposible para los hombres. Nadie puede salvarse con sus propios recursos, con sus propias fuerzas ni con sus propios méritos. Sólo con Jesús podemos entrar en la Vida. Por eso val

"Serán los dos una sola carne" (Mc 10, 2-16)

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El hilo conductor del pasaje evangélico de hoy es (una vez más) la sensibilidad y cercanía de Jesús hacia los pequeños y vulnerables, que se manifiesta en su gesto de abrazar a los niños, y en su defensa del matrimonio y de la dignidad de la mujer. Pues lo que los fariseos plantean a Jesús no es el divorcio (como se entiende hoy) sino la facultad que, en la sociedad judía, el hombre (sólo el varón) tenía para repudiar a su mujer. En las interpretaciones más " flexibles " de la ley, ese repudio se podía justificar casi por cualquier motivo. Jesús, una vez más, no entra en casuísticas legales, sino que remite al proyecto del Padre, expresado en el Génesis con unos términos sorprendentemente actuales, que subrayan la igualdad del varón y la mujer (" hueso de mis huesos y carne de mi carne ", dice Adán, que no impone nombre a Eva, sino que la reconoce) y la complementariedad entre ambos, en la que la persona encuentra la ayuda que necesita para vivir. Esa igual dignidad