"Estad en vela" (Mt 24, 37-44)
Comenzamos el año litúrgico con el tiempo de Adviento, que nos llama a reavivar nuestra esperanza, a prepararnos a acoger a Dios que viene a nosotros. Esto, que ya sabemos, es, sin embargo, una llamada a abrirnos a lo que desconocemos. Como también la esperanza es la que nos abre a lo inesperado, a lo sorprendente, a aquel que trae novedad radical a nuestras vidas, y a la vez se acerca a nosotros en lo cotidiano y sencillo. Hoy se nos invita a reflexionar sobre las distintas facetas de la esperanza. Una manera de hacerlo puede ser mirarlo "por el envés": revisar las formas de desesperanza que nos tientan. San Pablo (Rom 14, 11) nos llama a despertarnos del sueño, y el evangelio alude a la inconsciencia en que podemos vivir, y que queda de manifiesto cada vez que nos sorprende una crisis, y nos desconcierta incluso en su forma de alcanzar a unos u otros. Puede ser bueno preguntarnos por nuestros cansancios, por nuestros desánimos y desencantos (y a veces podemos estar &quo