jueves, 31 de diciembre de 2020

"El Señor ilumine su rostro sobre ti, y te conceda la paz" (Nm 6, 25-26; Lc 2, 16-21)


Comenzamos el año con una oración de bendición, que nos invita a poner todo lo que vamos a vivir bajo la mirada de Dios, que, con palabras y hechos, "dice bien" (eso significa, en primer término, bendecir), nos regala su amor. 
La bendición de Aarón (Num 6, 22-27) y el Salmo 66 piden que Dios "ilumine su rostro sobre nosotros" (Salm 66,2). Ese rostro de Dios que es luz  para nuestro caminar (Salm 108,105) aparece en Jesús, el hijo de María, que, en el pesebre, asume la fragilidad de nuestro ser y la humildad de los pobres. Su persona, su palabra y sus gestos, son el rostro de Dios que nos ilumina y bendice.

Y el Evangelio nos deja en María, madre de Dios, una clave para vivir el año a la luz de Dios, para descubrirlo como fuente de paz (pues hoy es también la Jornada de la Paz): "conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón".

Que así, a la luz de Dios reflejada en Jesús, vivamos el año que empieza. De este modo podrá ser feliz. 

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