domingo, 1 de enero de 2023

"Nacido de una mujer... para que recibiéramos la adopción de hijos" (Gal 4, 4-7; Lc 2, 16-21)


Entramos en el año nuevo de la mano de María. Ella es testigo y colaboradora fundamental del misterio que celebramos: Dios se hace hombre, asume toda nuestra realidad. Dios comparte nuestra vida, para que nosotros seamos hijos de Dios. Y por eso, como nos dice san Pablo en la carta a los Gálatas, nos envía su Espíritu. Para que nos enseñe a orar -y a vivir- como Jesús. En ese "abbá" se nos ofrece toda la experiencia y el camino de confianza, de comunicación profunda, de entrega, que encontramos en Jesús. 

Además, Jesús es, plenamente, la bendición anunciada desde antiguo, que hemos escuchado en la lectura del libro de los Números (Num 6, 22-27): Es el rostro de Dios, que él ilumina sobre nosotros, como luz que nos guía. Él es nuestra paz (Ef 2, 14; Jn 14, 27-28), que nos acompaña para afrontar los acontecimientos que lleguen, porque con él todo camino lleva a la Vida. Y que nos hace capaces de construir paz, desde la reconciliación y la misericordia. 

Este primer día del año nos invita a hacer memoria de lo vivido el año pasado. Memoria que nos puede ayudar a aprender de las experiencias vividas, a tomar conciencia del paso de Dios por nuestra vida a lo largo de estos meses, a darle gracias por tantas cosas. 

Se nos invita a acercarnos a Belén, como los pastores del Evangelio. La Eucaristía (acción de gracias) es espacio para compartir nuestra fe, como ellos comparten las palabras que han recibido sobre ese niño, en un encuentro que suscita la alabanza, y ayuda a reconocer la presencia y la salvación de Dios en signos humildes, aparentemente tan insignificantes como un recién nacido acostado en un pesebre. Y María, la madre de Dios, nos ofrece una clave fundamental para acoger a Dios en nuestra vida, para poder encarnar su palabra y su amor en nuestro día a día: conservar todas todas estas cosas, meditándolas en el corazón. Para nosotros que vivimos entre tantas prisas y barullo, es un reto. Puede ser un buen propósito para este año.

Es, sobre todo, un camino para abrir nuestras vidas a ese Espíritu que nos conduce a descubrir la ternura del Abbá, y nos guía por caminos de libertad, para tener (ser herederos de) su Vida. No sabemos lo que nos deparará el año que comienza. Pero sabemos que Dios nos acompaña. Dejándonos acompañar por Él, haciendo espacio en nuestro corazón para todas estas cosas (su Palabra, el testimonio de su amor, sobre todo el compartido en comunidad, la capacidad de reconocerlo en sus humildes señales), podemos ir creciendo, a través de todo, como hijos suyos, ir descubriendo y saboreando su Vida. 

Hoy es también la Jornada Mundial de la Paz. El Papa Francisco, en su mensaje de hoy, nos recuerda que nadie puede salvarse solo, y nos invita a una conversión, a que nos comprometamos (con responsabilidad y compasión) con la sanación de nuestra sociedad y nuestro plantea, creando las bases para un mundo más justo y pacífico, que se involucre con seriedad en la búsqueda de un bien que sea verdaderamente común."

Mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de la Paz 2023


Lecturas de hoy (www.dominicos.org)


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