domingo, 22 de enero de 2023

"Una luz grande... Convertíos, porque está cerca el Reino de los Cielos" (Mt 4, 12-23)


El pasaje que hoy escuchamos es como un "trailer" o una "obertura" del Evangelio de Mateo, que seguiremos este año. Podemos contemplar varias escenas, varios temas: el valor de Jesús, que empieza a predicar cuando Juan Bautista ha sido arrestado; el acercamiento de Jesús a la periferia (la "Galilea de los gentiles", en lugar de Jerusalén); la llamada a la conversión; la vocación de los primeros discípulos; el paso de Jesús que anuncia la cercanía del Reinado de Dios, y cura "toda enfermedad y toda dolencia"...

Y, presidiéndolo todo, la luz, que había anunciado el profeta Isaías (Is 8,23-9,3) y que resplandece en las palabras y en las obras de Jesús. Luz para los que habitan en tinieblas: que nos invita también, a cada uno, a abrir el corazón, para dejar que ilumine las sombras y los claroscuros de nuestra vida. Claridad que nos ve (como Jesús ve a Pedro y Andrés, a Santiago y Juan), y nos invita a volvernos hacia esta luz que es guía, alegría, vida saludable. Y a seguirla.

Cabe aquí un apunte: "pescador de hombres" en nuestro lenguaje, puede sonar a algo así como alguien con mucha capacidad de captar, cautivar gente ("pescar..."). En el contexto de Jesús (aquel pueblo judío que identificaba el mar con el abismo), es algo más liberador: es "sacar personas del abismo". Es, en definitiva, tomar parte en esa misión de Jesús que anuncia el Reinado de Dios, su acción salvadora, "curando enfermedad y toda dolencia". 

Es, por eso, una acción que no ha de crear bandos, sino suscitar una experiencia de vida que une. Desde ahí podemos entender las palabras de Pablo, a la comunidad de Corinto, llamado a convertirse de la división a la unidad. Unas palabras que resuenan con fuerza, para nosotros, en esta Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Los creyentes de las distintas confesiones cristianas pedimos a Dios que nos ayude a acercarnos, a reconstruir comunión, para vivir más profundamente la autenticidad de la salvación, de la vida que Él comparte con nosotros. Esa profundidad y esa comunión están unidas, llevan una a la otra. 

Con el salmo decimos: "El Señor es mi luz y mi salvación". Hoy celebramos el domingo de la Palabra de Dios. Un domingo que nos invita a dejarnos iluminar por la Palabra de Dios ("Lámpara es tu palabra para mis pasos", Salmo 119,105), que es palabra viva, capaz de transmitirnos la cercanía, el calor, la guía, el gozo de que hoy nos habla el Evangelio. Como decía el Papa Francisco, cuando instituyó esta fiesta, en 2019:

"Urge la necesidad de tener familiaridad e intimidad con la Sagrada Escritura y con el Resucitado, que no cesa de partir la Palabra y el Pan en la comunidad de los creyentes (...) Escuchar la Sagrada Escritura para practicar la misericordia: este es un gran desafío para nuestras vidas" (Aperuit illis, 8.14)


("Cristo, Luz del Mundo. Quien te siga, tendrá la Luz de la Vida")

Lecturas de hoy (www.dominicos.org)

 

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