domingo, 15 de enero de 2023

"Ese es el que bautiza con Espíritu Santo" (Jn 1, 29-34)

 


Juan Bautista, que ha dedicado su vida a preparar el camino del Señor (Mc 1, 1-2) ahora nos lo presenta, con un lenguaje simbólico, que conecta con las promesas y anuncios del Antiguo Testamento, abriéndolos a sentidos nuevos.

Un cordero, sacrificado y compartido como comida de comunión, fue el instrumento de la liberación del pueblo de Israel, cuando Dios lo sacó de la esclavitud de Egipto. Jesús nos trae una nueva liberación, más profunda y total. Él quita el pecado del mundo, carga con él (el verbo griego que usa Juan significa "cargar sobre sí"), para liberarnos de él. Quien entra en comunión con Jesús, quien lo recibe, entra en un camino (éxodo) de liberación de la violencia, la injusticia y ambición, la manipulación del mundo... Jesús es quien nos trae la salvación de Dios. Y lo hace como cordero, por por caminos de paz, de sencillez, de entrega. Caminos diferentes de los que busca el mundo para transformar las cosas. Pero Jesús es también el que hace brotar en el mundo un camino nuevo de transformación, un camino que llegue, un día, a liberarlo de su pecado.

Jesús es también la "sede" del Espíritu Santo, que se ha posado sobre Él (como aquella paloma, en el relato del diluvio, que no regresó al arca porque encontró donde anidar. Gn 8, 9-12). Él es el que bautiza con Espíritu Santo: el que trae un nuevo comienzo, que no es simplemente un signo, ni una declaración de intenciones, ni un gesto exterior; sino una renovación que brota desde dentro, porque "el Espíritu habla a nuestro espíritu" (Rom 8,16), nos comunica los dones de Dios (sabiduría, paz, alegría, valor, delicadeza, discernimiento...) y con la fuerza creadora de Dios potencia nuestras capacidades, nuestra sensibilidad y nuestra personalidad, para hacernos crecer en el amor, llevar nuestra vida a plenitud. De nuevo, se nos invita a "hacer memoria" de nuestro bautismo, y también a tomar conciencia de esa obra que el Espíritu va haciendo en nosotros (¿qué hace crecer en nosotros, qué nos invita a cultivar?), con la que podemos colaborar. 

Jesús es el Hijo de Dios. El que nos revela, nos muestra verdadera y totalmente a Dios (siempre mayor que lo que alcanzamos a ver, Jn 1,18), y nos hace a nosotros hijos de Dios. 

Juan confiesa a Jesús (Jn 1, 19-20), y nos invita a seguirlo, como hizo, tras estas palabras, a Andrés y Juan (Jn 1, 35-39), que "se quedaron con Él". Con Él nos deja, para que lo vayamos escuchando en el evangelio que escuchamos cada domingo y cada día de este año recién comenzado. Para que lo sigamos, y  compartamos su vida. 

Lecturas de hoy (www.dominicos.org)


 


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