Junto a la luz del signo que hace Jesús, el relato del Evangelio también tiene sombras, en las que podemos intuir la tentación de convertir las piedras en panes: la gente pretende hacer rey a Jesús, por el milagro que ha hecho. Ante esa actitud, Él se retira.
Juan no usa la palabra milagro. Prefiere hablar de un signo. Un signo que tiene trasfondo eucarístico y que nos acerca a la Pascua.
Un signo que Jesús realiza gracias a la generosidad de un muchacho que pone lo que tiene (lo poco que tiene, todo lo que tiene) a disposición de Jesús. Y con la mediación de Andrés, que en otros lugares también lleva a otras personas a Jesús: a su hermano Pedro (Jn 1,41), a algunos griegos (Jn 12, 20)....
En este tiempo, en que muchos viven privados de la celebración litúrgica de la Eucaristía, están a nuestro alcance estas actitudes, que también son eucarísticas: poner a disposición de Jesús lo que somos y tenemos; intentar (con nuestras palabras, gestos, actitudes) ayudar a otros a acercarse a la bondad de Jesús. Esos pequeños gestos, en manos de Jesús, se convierten en cosecha sobreabundante.
"... determiné a hacer eso poquito que era en mí, (...) confiada en la
gran bondad de Dios que nunca falta de ayudar a quien por él se determina a
dejarlo todo;"
Teresa de Jesús, Camino de Perfección, 1, 2Pongo mi vida en tus manos (Luis Guitarra)
Lecturas de hoy: https://www.ciudadredonda.org/calendario-lecturas/evangelio-del-dia/hoy
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