"El amor no pasa nunca" (1 Cor 13,8; Lc 4, 21-30)
La presentación de Jesús en Nazaret, que comenzamos a contemplar el domingo anterior (L 4, 16-22) acaba en conflicto. Es el conflicto que acompañará toda la vida de Jesús, hasta llevarlo a la Cruz: la radicalidad con la que Jesús anuncia el amor del Padre, sin dejarlo manipular por exclusivismos, hace que, en la mayoría el entusiasmo inicial de por Jesús se vuelva rechazo y, finalmente, deseo de eliminarlo. Las primeras frases del Evangelio de hoy (de difícil traducción: no está claro si expresan aprobación y admiración, o una atención llena de extrañeza, cercana al escándalo) transmiten la reacción de los paisanos de Jesús ante su anuncio de sanación, libertad y gracia, y que va desde la atención inicial al escándalo. Es que Jesús ha cortado el pasaje que estaba leyendo de Isaías, que, anunciaba " el año de gracia del Señor... y el día de venganza de nuestro Dios " (Is 61, 1-2). Al cortar el verso que habla de la venganza de Dios , Jesús contraviene el mandato del Deutero