"Dejaos reconciliar por Dios" (2 Co 5, 20; Lc 15, 1-3.11-32)
El relato evangélico de hoy se abre con una crítica, que marca la razón de la ruptura de los fariseos con Jesús: "Ese acoge a los pecadores y come con ellos". Jesús proclama el amor misericordioso del Padre, que acoge a todos, que no se pliega a las divisiones y los rechazos que llenan nuestro mundo, y que enarbolaban, como bandera, los distintos grupos del tiempo de Jesús (justos y pecadores, judíos y gentiles, etc.). Por ser fiel a ese amor del Padre a todos, es por lo que todos irán dejando solo a Jesús, y al final lo llevarán a la cruz. Y hoy nos sigue costando aceptar ese amor que es más abierto que nuestros límites y bandos, más profundo que cualquier cálculo. Jesús nos habla de este amor, con la parábola de un padre incomprendido. Uno de sus hijos pensó que sería más feliz lejos de él, y actuó sin ningún respeto (pedir la herencia significaba poco menos que desear la muerte de su padre). Aun cuando vuelve, espera un perdón limitado, que lo deje entrar en casa como j