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Mostrando entradas de julio, 2021

"Yo soy el Pan de Vida" (Jn 6, 24-41)

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El evangelio de este domingo y el próximo, sigue a la multiplicación de los panes y los peces (Jn 6, 1-15. El domingo pasado, escuchamos, en su lugar, las lecturas de  Santiago Apóstol). Jesús " dándose cuenta de que intentaban hacerle rey " (Jn 6, 15) marchó a Cafarnaúm, y la gente fue a su encuentro. Ahora, Jesús muestra el sentido de aquel signo. Se presenta como el Pan de Vida, en un diálogo que se convertirá en discusión, porque los judíos no comprenden sus palabras (y cuanto más claro habla Jesús, menos lo comprenden). El discurso en torno al pan nos invita a reflexionar sobre el hambre, sobre nuestras necesidades y deseos. Tenemos hambre de pan ¡y de tantas otras cosas (seguridad, reconocimiento, sentido, amor...)! Y Jesús nos interpela: - Nos pregunta por qué le buscamos. Como en aquellas gentes a las que hablaba Jesús, nuestra búsqueda de Dios puede estar planteada desde distintas necesidades: la búsqueda de solución para nuestros problemas, de seguridades, respuesta

"¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?" (Mt 20, 20-28)

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Celebrar a Santiago Apóstol, patrono de España, nos invita a volver los ojos hacia las raíces apostólicas de nuestra fe. Unas raíces que nos hablan:  - De la cercanía con Jesús. Santiago, junto con Juan y Pedro, son los que acompañan a Jesús en algunos momentos especiales. El Evangelio, hoy, nos muestra el "revés" de esa cercanía: a pesar de estar con Jesús, sus deseos aún están lejos del corazón de Cristo. E incluso pretenden que su cercanía a Jesús sea una especie de privilegio. Con todo, ellos, testigos de Jesús que da la vida (como cuando resucita a la hija de Jairo) y que también se angustia ante la muerte (como en Getsemaní), llegarán a irlo comprendiendo, hasta ser capaces de "beber su cáliz", de dar la vida, como Él, apoyados en su misma confianza.  - De un dinamismo evangelizador. La experiencia de Jesús, la experiencia de Dios los empuja (" hay que obedecer a Dios antes que a los hombres ", Hch 5, 29), los hace capaces de vencer miedos y complejo

"Se puso a enseñarles con calma" (Mc 6, 30-34)

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 Hoy vemos a Jesús cambiar de planes. Cuando buscaba un lugar desierto para descansar un poco, se encuentra con la multitud que lo busca, desorientada y desamparada, "como ovejas sin pastor". Y se compadece de ellos. En la reacción de Jesús descubrimos el corazón de Dios, su capacidad de sentir con nosotros, de hacer camino a nuestro paso.  " Él es nuestra paz " (Ef 2, 14). La carta a los Efesios, hoy, nos invita a contemplar la misión de Cristo como reconciliación: su vida, entregada por nosotros, derriba muros, nos acerca al Padre, nos renueva. Encontrarnos con Él es hacer experiencia de estas cosas, descubrir esa cercanía del Padre que nos acoge, y del Espíritu que infunde paz y abre caminos nuevos en nuestra vida, que deshace enemistades y rivalidades.  Éstos son los rasgos del Buen Pastor. Jesús, que había enviado a los discípulos en su "primera misión pastoral", a su regreso, los quería llevar a un lugar desierto, a un espacio donde profundizar sobre

"Llamó Jesús a los Doce y los fue enviando..." (Mc 6, 7-13)

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 La Palabra, hoy, habla de envío. Dios llama (como a Amós, que tendía "su vida hecha") y envía. Esta vez, el Evangelio apenas entra en el contenido de lo que han de predicar los Doce (la conversión), y subraya su estilo de vida como apóstoles, con algunas notas:  - la comunidad. Los envía "de dos en dos". Su misión no es personalista, sino labor compartida. - la confianza en la Providencia, y el dejarse acoger. Son apóstoles abiertos a compartir, a recibir, a necesitar de los demás.  - la " autoridad sobre espíritus inmundos ", que se manifestará en la capacidad de curar. Comparten la misión de Jesús, que se sanadora y liberadora del mal. La lectura  de la carta a los Efesios  (Ef 1, 3-14) nos ofrece el trasfondo de esa llamada: Dios nos eligió en la persona de Cristo para ser sus hijos , santos e irreprochables por el amor , destinatarios de un derroche de gracia, sabiduría y prudencia . Somos llamados a tomar conciencia de esa bendición que hemos recibi

"Se extrañó de su falta de fe" (Mc 6, 1-6)

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  Jesús va anunciando el Evangelio con signos y palabras, y aunque va transmitiendo vida y esperanza, va encontrando también el rechazo de muchos. Hoy es el rechazo, doloroso, de sus paisanos, aquéllos entre quienes creció. Sorprendentemente, aquéllos que creen conocerlo (conocen a su familia, su infancia) en realidad no lo conocen. Los datos que tienen de él, se han "enquistado" convirtiéndose en una maraña de prejuicios que impide escuchar y ver, impide el encuentro que hace posible el milagro.  A pesar de todo, Jesús no se detiene. Sigue sanando, y sigue enseñando, en los pueblos de alrededor. Y nos invita a mantener el corazón abierto para el misterio de las personas que están a nuestro lado, y que a veces pensamos "sabernos de memoria", y para el Misterio de su presencia y su acción en nuestras vidas, que a veces puede sorprendernos en lo cotidiano, en medio de aquel espacio que parecía rutinario y conocido.  Lecturas de hoy (www.ciudadredonda.org)