sábado, 15 de enero de 2022

"Haced lo que él os diga" (Jn 2, 1-11)


En el Evangelio de san Juan, el primero de los siete signos de salvación que Jesús realiza, acontece en una boda. La fiesta de bodas es una de las imágenes preferidas de Jesús para hablar del Reino de Dios: la presencia y la acción de Dios tiene que ver con el amor que une para siempre, con la alegría, con la sobreabundancia... Por eso el matrimonio es sacramento: signo y cauce del amor de Dios para nosotros.

Por otro lado, este primer signo de Jesús empieza a anunciar la Pascua, con varias alusiones: la hora de Jesús, que manifiesta su gloria, la presencia de María y la forma como Jesús la llama ("mujer", cfr Jn 19, 26), y la alusión temporal "tres días después" (Jn 2,1, aunque se ha cortado en el pasaje que escuchamos). Este episodio es como el arranque y la presentación (en clave simbólica) de lo que será la misión de Jesús. 

Esta lectura simbólica nos ayuda también a comprender el significado del signo: los preceptos rituales de la vieja ley (las tinajas destinadas a las purificaciones de los judíos), que se habían quedado vacíos, dan paso al vino bueno que Dios ha guardado hasta el momento de Jesús. Y ésta es una señal que nos interpela: a nosotros ¿puede habérsenos "aguado" nuestra forma de vivir la fe y el seguimiento de Jesús? ¿En nuestra vivencia religiosa, en nuestra vida, ¿se nos acaba el vino (el sabor, la alegría compartida...)?

La intervención de María ofrece claves fundamentales. Es toda una enseñanza sobre la oración de petición y de intercesión: María se acerca a Jesús con confianza (a pesar de la chocante respuesta de Jesús, sabe que la ha escuchado), presenta la necesidad (sin decirle lo que tiene que hacer) y pone en marcha actitudes de compromiso, de colaboración con la acción de Dios. El esfuerzo, aparentemente sin sentido, de los servidores (¿para qué serviría acarrear 600 litros de agua donde falta el vino?) hace posible el milagro. Éste puede ser el mensaje central de hoy: Jesús transforma la realidad de quien sigue el consejo de María: "haced lo que él os diga" (Jn 2, 5). 

Las otras dos lecturas de hoy (Is 62 1-5 y 1 Cor 12, 4-11) enriquecen con matices nuevos la contemplación de este pasaje evangélico, hablándonos del amor de Dios que renueva todo, de la alegría por ese amor, que lleva a trabajar incansablemente por anunciarlo, de la acción del Espíritu que nos enriquece, con sus dones, para esta labor. 

A la vez, las palabras sobre el Espíritu que reparte dones diferentes con un fin de unidad, introducen la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que estamos a punto de comenzar. Todos los que creemos en Jesús (católicos, ortodoxos, anglicanos, protestantes...) somos invitados a unirnos en la oración, para pedir al Espíritu Santo que nos reconcilie y nos conduzca hacia la unidad que Jesús pidió para nosotros (Jn 17, 20-23), y que es necesaria para que el mundo crea. 


Lecturas de hoy (www.dominicos.org)


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