"Él es nuestra paz" (Ef 2, 14). La carta a los Efesios, hoy, nos invita a contemplar la misión de Cristo como reconciliación: su vida, entregada por nosotros, derriba muros, nos acerca al Padre, nos renueva. Encontrarnos con Él es hacer experiencia de estas cosas, descubrir esa cercanía del Padre que nos acoge, y del Espíritu que infunde paz y abre caminos nuevos en nuestra vida, que deshace enemistades y rivalidades.
Éstos son los rasgos del Buen Pastor. Jesús, que había enviado a los discípulos en su "primera misión pastoral", a su regreso, los quería llevar a un lugar desierto, a un espacio donde profundizar sobre esa misión. No hubo lugar, pero ante la necesidad de la gente, la enseñanza de Jesús fue su propia actitud, llena de compasión, de entrega, y de paz.
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