domingo, 16 de abril de 2023

"Paz a vosotros... Os envío" (Jn 20, 19-31)

 

El encuentro de Jesús resucitado con sus discípulos que narra Juan tiene muchos detalles, muchos elementos implícitos para contemplar. Apunto sólo algunos. 

Jesús se hace presente en medio de una comunidad que ya ha recibido el anuncio de la Resurrección (a través del testimonio de María Magdalena. Y de su propia visita al sepulcro vacío, donde el discípulo amado "vio y creyó", Jn 20,8) pero se encuentra "con las puertas cerradas por miedo". Una vez más, Juan nos está dando a entender cómo el encuentro de los discípulos con el Resucitado no fue un "flash" que cambió todo como por arte de magia, sino un proceso, un camino en que los amigos de Jesús recorrieron con dificultades (y el Evangelio nos habla de comprender, caer en la cuenta, reconocer...) y, en el que experimentaron la fuerza transformadora del Señor. Y su gozo: "los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor". 

Junto a la alegría, la Paz, que es saludo, repetido tres veces, del Señor. Es la paz del Resucitado, que lleva las señales de su paso por la cruz y la muerte. Es la paz de quien ha afrontado el conflicto, de quien conoce en propia carne, el sufrimiento de la humanidad (de toda la humanidad), y la muerte; de quien ha cargado con nuestra injusticia, mentiras, violencia (todo eso que se hizo presente en su condena a muerte...). Es la Paz de quien, asumiendo todo esto, abre un camino nuevo de vida. Es la victoria de Dios, que no se impone por la fuerza, sino que encuentra otro modo de brotar. Es una Paz que tiene que ver con la Misericordia de Dios, que celebramos también en este domingo. Y con el envío de los discípulos, a quienes Jesús confía una misión de reconciliación, de perdón de los pecados.

El Evangelio habla también de la comunidad, que es lugar de encuentro con Jesús. Por eso Tomas, que "no estaba con ellos", es incapaz de creer. Y por eso también Tomás, que a pesar de sus dudas (ese querer que Dios se manifieste a la medida de sus condiciones) permanece en la comunidad, llega a encontrarse con Jesús. Un encuentro verdadero, en el que Tomás comprende, confiesa lo que no podría haber "palpado": la divinidad y el señorío de Cristo.  

"Muchos otros signos" hizo y sigue haciendo Jesús. Como aquella primera comunidad, nosotros tenemos una fe incipiente, con miedos y puertas cerradas . No encontramos, por ejemplo, la "puerta" para entrar en el corazón de nuestra cultura y anunciar, de forma que nos comprendan, lo que ofrece Cristo Resucitado. Pero Jesús se hace presente, para comunicarnos su paz y su gozo. Somos invitados a "creer sin ver", a ponernos en camino, aun no sin tenerlo "todo claro", sin tener encajadas todas las piezas de nuestro puzle.  Estamos en camino de experimentar el encuentro con Jesús resucitado y la Vida que nos ofrece. Y Él nos envía. 


Lecturas de hoy (www.dominicos.org)

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