El Evangelio nos habla de preparativos. Judas se pone de
acuerdo con las autoridades judías, y buscan ocasión para prender a Jesús. Los
discípulos se disponen a preparar la fiesta de Pascua. Jesús también se prepara: sabe que llega su hora, que esta
Pascua es definitiva.
Envía a los discípulos a una casa. Ha quedado en el anonimato su dueño. Alguien dispuesto a abrir su casa para acoger a Jesús y a sus discípulos. Su
hogar será el lugar donde Cristo revela a los suyos el sentido de su misión y de
su muerte, donde pone toda su vida y su persona en manos de
sus discípulos, antes de entregarla en la cruz. De alguna manera, en esa casa
nace la Iglesia.
Esa noche, Jesús anuncia que será entregado por uno de los suyos. Han compartido caminos, encuentros con multitudes, acontecimientos
asombrosos y también momentos amargos; y están sentados a una mesa en la que
Jesús comparte lo más íntimo y valioso… Pero hay un camino que
cada uno recorre por sí mismo.
El anuncio de Jesús sacude a los discípulos. Les mueve a
preguntarse cómo se van a situar ante Él. Y se preguntan, porque no están seguros:
a veces, terminamos haciendo lo que no pensábamos; a veces, sin darnos casi
cuenta, nos vamos dejando arrastrar por las circunstancias, las presiones, por
tantas cosas…
Con todo, la respuesta está en cada uno, como sugiere Jesús
a Judas.
¿Seré yo…? ¿Seré
yo quien te traicione, quien te cambie por otros intereses, quien pierda tu
camino…?
¿Seré yo, tal vez,
quien te siga, quien comprenda tu palabra y tu entrega y pueda vivirla?
La casa en la que Jesús va a celebrar la Pascua puede ser la tuya. ¿Cómo vas a preparar esta Pascua?
¿Qué momentos vas a preparar para estar con Jesús, para ponerte a la escucha de su Palabra, para contemplarlo? ¿Cómo vas a preparar esos momentos? ¿De qué quieres hablar con Jesús, en estos días? ¿Qué necesita, en ti, dar pasos nuevos? Lo que vamos a celebrar, ¿qué tiene que ver con tu vida?
Y esta preparación personal, también puede pasar por los
otros. ¿Necesitas reconciliarte con alguien para renovar la fraternidad? ¿Es,
tal vez, tiempo oportuno para acercarte a alguien que sufre y necesita una
presencia amiga? ¿Tal vez estos días son momento para hablar con alguien,
buscando consejo sobre lo que estás viviendo…?
Lecturas de hoy (www.dominicos.org)
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