domingo, 20 de febrero de 2022

"Amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar" (Lc 6, 27-38)


En un mundo que presume de globalización, pero sigue lleno de divisiones y marca barreras infranqueables; en una sociedad que se está polarizando y en la que crece la desconfianza y la falta de entendimiento, las palabras de Jesús, hoy, resultan chocantes, y a la vez, portadoras de aire fresco.

A las Bienaventuranzas, les siguen las palabras de hoy, que son, como ellas, propuesta de una novedad que pasa por nosotros. 

En el corazón de este pasaje, una "regla de oro": "Tratad a los demás como queréis que ellos os traten" (Lc 6, 31). Con sencillez y profundidad, Jesús nos da la clave para tratar al otro como alguien con la misma dignidad que yo. Una invitación a ponerme en su lugar, a cultivar al empatía, para saber actuar haciendo el bien.

Y esta regla se inserta propuesta insólita: no basta con tratar bien a los que nos tratan o nos caen bien, a los nuestros ("¿qué mérito tenéis?"). Es preciso abrir el amor y la bondad a todos, incluyendo a los más difíciles: los enemigos, los que nos odian, maldicen e injurian. Podemos también aquí considerar a los que, sin llegar a esos extremos, nos resultan difíciles: los que nos resultan antipáticos o pesados, los que "no nos interesan"...

Lucas ilustra esta actitud con comportamientos sorprendentes, que Mateo expone más explícitamente (Mt 5, 39-42), con un significado preciso en aquella cultura. No se trata de una resignación pasiva ante el mal, sino de una respuesta que interpela al otro (como la resistencia pacífica que promovieron Gandhi y M. Luther King), que, incluso, busca despertar su lado humano, su conciencia. Sabemos que responder al mal con el mal sólo perpetúa la violencia y la injusticia. Es necesario inventar nuevas formas de responder (el Papa Francisco habla de "valentía creativa" para abrir caminos nuevos).

La razón que Jesús da, para este comportamiento nuevo, es que así es Dios, "que es bueno con los malvados y desagradecidos". Vivir como hijos suyos significa obrar como Él. Se nos invita a un "círculo virtuoso": entrar en su lógica, aprender con Él la "gramática del perdón", que conjuga el perdón, la universalidad, el ir más allá de nuestras fronteras, para ser capaces de comprender, de acoger, de vivir su amor que no condena, que perdona, que se nos da con una medida generosa, rebosante (el uso de la forma pasiva, aquí, como en otros pasajes bíblicos, se refiere a lo que Dios hace). A la vez, sólo acercándonos a Dios, cultivando la relación con Él, con su amor, vamos siendo capaces de amar así.


Lecturas de hoy (www.ciudadredonda.org)

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