sábado, 4 de diciembre de 2021

"Preparad el camino del Señor" (Lucas 3, 1-6)

 

Lucas comienza el relato de los hechos de Jesús (tras la narración de su nacimiento e infancia) con la predicación de Juan el Bautista, y situándonos en el momento histórico con referencias precisas. Este detalle tiene su importancia para nosotros, inmersos en una cultura que está convirtiendo el relato de la Navidad en una especie de mito o de cuentecillo dulce que sirve para ilusionar a los niños y dar ocasión de celebraciones. Y es que nos preparamos para rememorar un hecho histórico, real: se trata, precisamente, de que Dios se hace "de carne y hueso", asume la realidad humana. Y se trata, precisamente, de que cada uno de nosotros abramos nuestra realidad concreta a Dios. 

Lucas presenta la predicación Juan, recogiendo la palabra de Isaías (Is 40, 3-4), llamando a preparar camino al Señor. Es una de las claves del Adviento. Al encender la segunda vela, se nos invita a preguntarnos: ¿cómo he de preparar yo el camino para que Dios entre en mi vida? ¿qué obstáculos he de remover, qué puentes he de tender, qué barreras debo cruzar, qué necesito allanar y abajar, qué necesito enderezar, de qué prostraciones tengo que levantarme...?

No es sólo trabajo nuestro. Al hablar de esa preparación Lucas entreteje expresiones activas ("preparad el camino del Señor") con una forma verbal pasiva ("los valles serán rellenados, los montes y colinas serán rebajados") que, en la Escritura, se usa con frecuencia para referirse a lo que es acción de Dios. Preparar su camino es algo que no haremos sólo con nuestro esfuerzo, sino con su ayuda. El Evangelio también te invita a poner ante Dios las cosas que se te hacen cuesta arriba, las que te "hunden", las que no sabes bien cómo encauzar... pidiéndole que te ayude a preparar su venida, a veces por senderos insospechados. 

Antes que diga de lo interior, que es la oración, diré algunas cosas que son necesarias tener las que pretenden llevar camino de oración, y tan necesarias que, sin ser muy contemplativas, podrán estar muy adelante en el servicio del Señor; y es imposible, si no las tienen, ser muy contemplativas, y cuando pensaren lo son, están muy engañadas.  (…9 importa mucho entendamos lo muy mucho que nos va en guardarlas para tener la paz que tanto nos encomendó el Señor, interior y exteriormente: la una es amor unas con otras; otra, desasimiento de todo lo criado; la otra, verdadera humildad, que, aunque la digo a la postre, es la principal y las abraza todas.

(Teresa de Jesús, Camino de Perfección, 4, 3-4)



Lecturas de hoy (www.dominicos.org)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

  Tras hablarnos de cómo se arraiga el sarmiento en la vid, el Evangelio nos invita a permanecer así en el amor de Jesús. Un amor que es co...