“Auméntanos la fe”.
Hace dos semanas, el Evangelio nos dejaba esa palabra de los discípulos. Hoy, habla
de la relación de la fe con la oración, y del valor de la perseverancia.
La parábola de Jesús nos presenta una viuda, (viudas y huérfanos eran la imagen
del desvalimiento en Israel): Y un juez, revestido de un poder que usa a su
antojo (sin referencia a Dios ni respeto a las personas). Pero que termina
cediendo ante la tenacidad de aquella mujer. Al leer esta historia, podemos
pensar en tantas personas que sufren injusticias y abusos. Y podemos también recordar
historias que conocemos, en las que la perseverancia llega a implantar
justicia, a impulsar pequeños pasos adelante en humanidad.
Esas historias nos recuerdan que la esperanza tiene sentido.
Pero es preciso mantenernos en ella. Esta parábola conecta con una de las peticiones
del Padre nuestro: “no nos dejes caer en
la tentación”. Concretamente, en la tentación de sucumbir al cansancio, el
desánimo, la desesperanza. La fe está en relación con la oración, que está llamada
a ser un diálogo permanente, “día y noche”
(cfr. Salmo 1,2), con Dios. Un diálogo que abre a Dios la puerta de nuestro
corazón. Y que, de alguna manera que escapa a cálculos y previsiones, le abre
la puerta de nuestra vida y de nuestro mundo, para que Él actúe.
Un diálogo que, a nosotros, nos abre los ojos para poder descubrir
por dónde brota la obra de Dios, y colaborar con ella. Y nos infunde fuerza,
ánimo. La invitación a la perseverancia en la oración y en la fe, hoy conecta
con el lema del Domund: “Misioneros de
esperanza entre los pueblos”. La Iglesia va sembrando esperanza con el
anuncio del Evangelio y con obras que impulsan la justicia y el desarrollo
humano y la paz. Gestos que hacen real el amor de Dios y la fraternidad, y que significan
vida para personas concretas. Somos parte de esta Iglesia, y estamos llamados a
serlo de manera cada vez más consciente y activa: con nuestra labor (también
España es territorio de misión), con nuestro apoyo, con nuestra oración. Para
ver y seguir el camino que Dios va abriendo en nuestro mundo.
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