Dichoso el corazón enamorado
que en sólo Dios ha puesto el
pensamiento
Por el renuncia todo lo criado
y en Él halla su gloria y su
contento;
aún de sí mismo vive descuidado,
porque en su Dios está todo su
intento,
y así alegre pasa y muy gozoso
las ondas de este mar
tempestuoso
(Sta. Teresa de Jesús)
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