domingo, 19 de noviembre de 2023

"Sois hijos de la luz... estemos en vela" (1 Ts 5, 1-6; Mt 25, 14-30)

 

En este penúltimo domingo del año litúrgico, las lecturas nos vuelven a poner en la perspectiva de lo último. Y lo hacen para ayudarnos a enfocar nuestro día a día. 

San Pablo escribe a los cristianos de Tesalónica, que esperaban la venida inminente del Señor en su gloria. Mateo lo hace en una comunidad que experimenta que el Señor "tarda en llegar" (Mt 24, 48). Aquellos cristianos vivieron el desconcierto ante situaciones convulsas, de persecución e incertidumbre. Conocieron la tentación de suspender toda iniciativa y simplemente quedarse a esperar el reino que traería Cristo; y también la tendencia a la rutina. Y ante esas incertidumbres y tentaciones, en el Evangelio y en las cartas de Pablo, se va definiendo una actitud de esperanza que consiste en una  laboriosidad perseverante, como la de la mujer elogiada en el libro de los Proverbios, y mantener en el corazón al Señor, como apoyo y referencia (ese "temor del Señor" del que habla el Salmo, que no es miedo sino sobrecogimiento, conciencia de la grandeza de Dios, que está en todo y por encima de todo).

La parábola del Evangelio se centra en actitudes (aunque aquí ponga en escena a un señor que expulsa a las tinieblas, en otros lugares, Jesús deja claro que Dios es misericordioso para acoger a todos, incluso al hijo pródigo que perdió todo). Nos invita a una actitud diligente, para hacer fructificar los talentos recibidos. Y nos previene frente a la tentación de enterrar esos dones por miedo, inacción o actitudes a la defensiva. A cada uno se le pide respuesta "según su capacidad" (Mt  25 15). Lo que hemos recibido, está llamado a dar fruto, y si no lo hace, se malogra. Ese es el sentido que da Jesús al refrán "a quien tiene, se le dará, y a quien no tiene, se le quitará hasta lo que tiene". 

Somos hijos de la luz. Así nos llama Dios. Por eso invita a estar en vela, atentos. A descubrir los talentos que hemos recibido, agradecerlos, y responder con fidelidad, en las grandes y en las pequeñas cosas. El Evangelio valora el "ser fiel en lo poco" (dice Teresa que "el Señor no mira tanto la grandeza de las obras sino el amor con que se hacen"). Dios, el que tiene la palabra definitiva sobre el mundo y la vida, nos llama a colaborar con su obra, según nuestra capacidad.


Lecturas de hoy (www.dominicos.org)

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