domingo, 2 de octubre de 2022

"Auméntanos la fe" (Lc 17, 5-10)


Los discípulos ven las curaciones de Jesús, su portentosa capacidad de sembrar vida. También escuchan sus palabras, que cuestionan la mentalidad de su tiempo, que llaman a poner el Reino de Dios por encima de la familia, de las riquezas y de uno mismo; a perdonar siempre... Es fácil darse cuenta de que "hace falta mucha fe" para seguirlo. 

Podemos hacer nuestra la oración de aquellos discípulos: "auméntanos la fe". Sentimos, a veces, el peso del cansancio o del desánimo; hay situaciones que nos desconciertan; en ocasiones nos falta valor y nuestra confianza vacila...

Y una vez más, la respuesta de Jesús sorprende. A esos discípulos que piden una fe "más grande", Jesús les habla del "cómo" de la fe. Y propone una fe: humilde, sencilla. Como un grano de mostaza, "la más pequeña de todas las semillas" (Mt 13, 31-32). "Pequeña" para no sentirse superior a otros (como le pasaba a los fariseos, y a tantos más). Una fe despojada de pretensiones y de exigencias, como el sencillo sirviente de la parábola. Una fe como semilla, capaz de echar raíces en el corazón y en la vida, con perseverancia, para ir abriéndose camino, para crecer y dar fruto. Una fe que no tiene todas las respuestas, pero tiende sus ramas para acoger. Una fe laboriosa, paciente, que sabe esperar y servir. 

Ayer celebrábamos a Santa Teresa de Lisieux. En sus últimos meses de vida, ya enferma de tuberculosis, ella experimentó la ausencia de sentido, el sentimiento de que con la muerte se acaba todo. El amor a Cristo la mantuvo en esa "noche de la fe", en la que se solidarizó con los que no creen (en aquel tiempo, normalmente juzgados como personas impías, infieles a su propia conciencia). Su fe, despojada de seguridades y consuelos, se convirtió en un puente de solidaridad, de comprensión y diálogo entre creyentes y no creyentes. Es un ejemplo de esa fe que Jesús propone, y de su capacidad de abrir nuevas posibilidades (tan sorprendentes como plantar una morera en el mar). La fe obra milagros, a veces diferentes de los que nosotros pretendíamos. 

La fe que Jesús propone "se hace" al estilo del Reino, que también es como el grano de mostaza. Sigue estilo de Jesús, el siervo.

Las otras lecturas de hoy nos hablan de mantener la esperanza, de "no endurecer el corazón" (Salm 94,8-9), y de "tomar parte en los trabajos del Evangelio" (2 Tim 1,8). 

Hoy, la Palabra de Dios nos invita a pensar cómo es nuestra fe. Y a pedirle a Jesús que nos enseñe a creer, que nos ayude a creer a su estilo. Para seguirle. 


Lecturas de hoy (www.dominicos.org)


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