sábado, 18 de septiembre de 2021

"Quien quiera ser..."

 


Tras el primer anuncio de su Pasión, Jesús profundiza en el camino que está haciendo con sus discípulos. Es un camino difícil, frustrante, para los discípulos (que escuchan un mensaje alejado de sus expectativas), y también para el propio Jesús, que ve que no le comprenden, y no es por una dificultad intelectual, sino porque sus corazones tienen otra orientación. El mismo Jesús tendrá que esperar y confiar que la Palabra que está sembrando en el corazón de sus discípulos llegue a dar fruto algún día. 

Contrasta la actitud de los discípulos, que no comprenden y les da miedo preguntar (¿miedo de que Jesús vea lo lejos que están de su mensaje? ¿Miedo de que Jesús les lleve "más adentro" en esa propuesta que a ellos les repele?), con la de Jesús, que, precisamente, pregunta, entra en diálogo con ellos, con sus motivaciones e ideas. Una vez más, Jesús nos invita también a nosotros a hacer camino con Él, a abrirle nuestros sentimientos (con sus contradicciones...), nuestros deseos, nuestros planes, nuestros planteamientos.

Aparece ahí la pretensión de ser importante. Una pretensión a la que alude la carta de Santiago, en la que se habla de envidias, de rivalidades... Y Santiago nos dice que la sabiduría que viene de Dios es "comprensiva, dócil, llena de misericordia y buenas obras, constante, sincera. Los que procuran la paz están sembrando la paz, y su fruto es la justicia" (St. 3, 17-18). Esa sabiduría hoy aparece en la palabra de Jesús. Él que nos invita a orientar ese deseo de ser importantes, asumiendo su mismo lugar, el de Él que ha venido a servir. Y en su gesto. Abrazando a un niño, que en aquella sociedad era alguien "que no cuenta" (cfr. Mt 14, 21, p.ej.), Jesús habla de una acogida y una ternura que deja a un lado pretensiones e intereses, para alcanzar la persona; una actitud que abre el corazón a lo que Jesús transmite, y a su misma presencia, a la ternura de Dios. Y nos invita a dejarnos abrazar también por Él, en nuestra pequeñez y pobreza.

Sólo el amor nos hace importantes. 


Lecturas de hoy (www.dominicos.org)

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