"En el principio existía la Palabra" (Jn 1,1). El término que Juan usa, "Logos" (que intentamos traducir por "Verbo" o "Palabra") tiene un hondo significado: nos remite a la Sabiduría, la "lógica" la que rige el universo y de la vida.
El Hijo amado del Padre, Sabiduría eterna de Dios, que es luz y vida para nosotros, ha asumido la fragilidad de nuestra condición humana, haciéndose carne de nuestra carne. Y nos invita a acogerle.
"Vino a los suyos, y los suyos no lo recibieron" (Jn 1, 11). En un mundo manipulado por otras lógicas (la del poder y la fuerza, la apariencia...), acoger a Jesús nos invita a una opción radical, a plantearnos qué es lo esencial, en qué actitudes confiamos para orientar nuestra vida, cuál es "la lógica" de nuestra forma de vivir.
"A cuantos la recibieron y creyeron en ella, les concedió el llegar a ser hijos de Dios" (Jn 1, 12). La Navidad nos invita a contemplar la gloria de Dios en Jesús (Jn 1,14) y nos introduce en un camino de crecimiento personal, para, unidos a Jesús, descubrir la libertad y la plenitud de ser hijos de Dios.
“Dios se hizo Hijo del hombre para que todos los hombres llegaran a ser hijos de Dios” (Edith Stein)
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