sábado, 14 de noviembre de 2020

No escondas el talento (Mt 25,14-30), tiende tu mano al pobre

 


De nuevo, el Evangelio llama a la responsabilidad. El final del relato incluye una sentencia que, probablemente, era un refrán con contenido social: "al que tiene se le dará y le sobrará, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene". Jesús lo recuerda varias veces, (Mt 13,12, p. ej.), y lo convierte en una llamada a dar fruto, porque, en el terreno espiritual, las actitudes estériles echan a perder lo que se tiene. No basta con conservar la fe, o mantener unos cumplimientos, porque el Evangelio que se nos ha confiado no es para quedar guardado bajo el celemín, sino para que brille (Lc 11,33).

Esta vez, la parábola subraya el miedo como causa (¿o excusa?) de la inacción del empleado que queda descalificado. Y nos invita a preguntarnos sobre qué es lo que nos inhibe y nos puede impedir dar fruto. Y cuáles son nuestros talentos. Tal vez, nuestros exámenes de conciencia tienden a fijarse demasiado en los fallos (lo que hacemos mal), y pueden encontrar nueva perspectiva si descubrimos los talentos recibidos y cultivamos la confianza que nos mueva a ponerlos en juego. 

Este domingo se celebra la Jornada Mundial de los pobres, con el lema "Tiende tu mano al pobre". En medio de circunstancias que (como decía aquel refrán de tiempos de Jesús) empobrecen más a los que menos tienen, somos también llamados a hacer que el Evangelio dé fruto en nuestro mundo. 

Sea la conclusión en esto: que procuremos siempre ir adelante y, si esto no hay, andemos con gran temor, porque sin duda algún asalto nos quiere hacer el demonio; pues no es posible que, habiendo llegado a tanto, deje ir creciendo, que el amor jamás está ocioso, y así será harto mala señal” (Teresa de Jesús, Moradas V, cap. 4, 10).

Lecturas de hoy (www.ciudadredonda.org)




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