sábado, 26 de septiembre de 2020

"Tened los sentimientos de Cristo" (Flp 2, 1-5) (Evangelio: 21, 28-32)

 


El domingo anterior daba la vuelta a las categorías de "últimos" y "primeros", subrayando la misericordia de Dios que busca a todos, y nos llama a vivir desde la gratuidad.  Hoy, Jesús da un paso más, con una comparación estridente (las prostitutas y los publicanos eran lo más despreciado de aquella sociedad) y una parábola contundente. 

Jesús denuncia la incoherencia de las autoridades del pueblo, pero su planteamiento va más allá de lo moral: es una llamada a la conversión, a orientar radicalmente nuestra vida a Dios. En otro lugar, ante la pregunta "¿Qué hemos de hacer?", Jesús responde: "la obra de Dios es que creáis en el que Él ha enviado" (Jn 6, 28-29). Lo que aquí hace "primeros" a aquellos pecadores públicos (publicanos, prostitutas...), es que ellos son conscientes de su necesidad de salvación, y han acogido la llamada a la conversión que Juan el Bautista anunció. El problema de los fariseos es la tentación de sentirse seguros por sus obras.

El evangelio nos llama a tomar conciencia de nuestras incoherencias. Ellas, por un lado, nos llaman a seguir en camino: cada día hemos de llevar a la vida la fe que profesamos. Y por otro, desvelan nuestra fragilidad, y nos llaman a una actitud de fe humilde y agradecida: es el amor misericordioso de Dios lo que nos salva. Nos invitan a ese "andar en verdad" ante Dios, que Santa Teresa de Jesús enseña como cimiento de la oración y de la vida cristiana. Y que tiene que ver con la experiencia de la mirada de Dios, que ama y acoge nuestra realidad. 

En esa línea podemos leer el la segunda lectura (Flp, 2,1-11), que expone, en dos trazos, la historia de la salvación: frente a la soberbia humana que pretende "asaltar el cielo" (el "seréis como dioses" (Gn 3,5) que escuchó Adán), el camino de Dios es el camino humilde del amor que se entrega. Es el camino de la Vida. 

Desde este evangelio se abre también una mirada dialogante hacia nuestro mundo, en el que muchos dicen "no quiero" (ante la religión, la Iglesia como institución...), y, sin embargo, trabajan por construir un mundo más pacífico y justo... más de Dios. Nos recuerda la llamada del Vaticano II a derribar muros y construir puentes.  

"Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador,
y todo el día te estoy esperando"

                            (Salmo 24)


Sólo tu espíritu (Ixcís)

Lecturas de hoy: https://www.ciudadredonda.org/calendario-lecturas/evangelio-del-dia/hoy 


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