Frente a una comprensión
de la justicia que favorece los celos y la envidia, porque está contaminada por
el deseo de ser más que el otro, Jesús propone la generosidad de ese patrón que
a nadie da menos de lo que merece, y que se ha esforzado en llamar a todos a su
viña. Al leer esta parábola pensando en Dios y en el Reino que nos ofrece,
podemos darnos cuenta de que su “paga” es sobreabundante y, en realidad, no responde
a nuestro pequeño trabajo, sino a su amor infinito.
Un detalle: los primeros ("los últimos...") van a la viña sabiendo cuánto cobrarán. Los siguientes, confían en que el salario será "lo debido". Y los últimos ("los primeros...") van sin preguntar, siquiera, si cobrarán.
Jesús nos invita a acoger
radicalmente la gratuidad de Dios. Lo que lleva a preguntarnos sobre nuestras
pretensiones (más o menos inconscientes) de buscar recompensa, de intentar
estar por delante de otros… que son obstáculo para entrar, de corazón, en su
Reino.
El denario era la paga de
una jornada de trabajo. ¿Tal vez esta parábola también está relacionada con el
Padre Nuestro: “hágase tu voluntad así en
la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día…”?
“Le preguntaban un día a un hombre con
fama de sabio: ”Tú tienes varios hijos, ¿cuál de ellos es tu preferido?” El
hombre respondió:
- “Mi preferido es el más pequeño,
hasta que se hace grande;
el que está lejos, hasta que vuelve;
el que está enfermo, hasta que recupera
la salud;
el que está prisionero, hasta que
recobra la libertad;
el que sufre, hasta que le llega el
consuelo.”
Lecturas de hoy https://www.ciudadredonda.org/calendario-lecturas/evangelio-del-dia/hoy
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