sábado, 6 de junio de 2020

"Tanto amó Dios al mundo" (Jn 3, 16-18)


Al hablar de la Trinidad, con frecuencia se ha subrayado su carácter misterioso, que desborda nuestra capacidad de comprender. Y, ciertamente, Dios es un misterio que no cabe en nuestras ideas. Acercarnos a Él nos llama, siempre, a abrir la mente y el corazón a algo más grande. 

Sin embargo, esto no debe llevarnos a pensar en un Dios "incomprensible", alejado de nosotros. Por el contrario, hablamos de Dios-Trinidad porque Él se ha revelado, y lo ha hecho acercándose a nosotros:

Se ha acercado a nosotros el Hijo, Jesús, que se revela como Hijo de Dios porque vence a la muerte, y a todo lo que de muerte hay en nosotros. Y Él nos habla del Padre y del Espíritu.

Se acerca a nosotros el Espíritu Santo, que conecta con el corazón de cada uno de nosotros y nos hace capaces de comprender y vivir la palabra de Jesús, de sentir su presencia, de confiar en el Padre. 

Jesucristo y el Espíritu Santo nos ayudan a descubrir al Padre, siempre cercano, y apoyarnos en él. 

Al celebrar la Trinidad, celebramos a Dios cercano a nosotros. Y a cultivar nuestra relación personal con Él: a acoger en nuestro corazón el Espíritu, ser amigos y seguidores del Hijo, vivir como hijos del Padre. 

Canto a la Santísima Trinidad 

Lecturas de hoy: https://www.ciudadredonda.org/calendario-lecturas/evangelio-del-dia/hoy

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