Cada vez que leo
este mensaje, me sacude el diálogo entre Jesús y Judas, que denuncia nuestras
confianzas en la eficacia y el cálculo.
El gesto de María
habla de la gratuidad, de la importancia de aquello que va más allá de lo
eficaz y útil, para expresa el amor. Hay gestos, detalles, esfuerzos que “no sirven para nada”, pero lo significan todo.
Estos días
cambian nuestra forma de vivir el espacio y el tiempo. Confinados en nuestras
casas, experimentamos la necesidad de belleza y de horizontes. Sin jornada
laboral en muchos casos, y sin poder practicar muchas formas de ocio, el tiempo
pasa de manera diferente. El Evangelio de hoy nos invita a una reflexión sobre
lo que es importante en nuestras vidas, sobre el lugar que tiene, y el tiempo
que le dedicamos…
El de hoy es un
Evangelio para contemplar, con numerosos detalles: el frasco quebrado para
derramar, de forma irreversible el perfume precioso. El gesto de ungir los pies
de Jesús, ya en camino hacia la cruz; gesto
que anuncia el de Jesús con los pies de los discípulos. Los perfumes que llevarán las mujeres al sepulcro en la mañana de Resurrección. El perfume (2 Cor 2, 14-15)
que llena con su fragancia la casa…
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