El Evangelio de hoy nos habla de la noche, que cae sobre
Jesús. Su alma se estremece ante todo lo que se le viene encima, y sufre en la
soledad de saber que los suyos lo abandonarán, porque no están maduros para
seguirle, e incluso uno de ellos lo entregará.
Cae la noche también a su alrededor. Oscuridad en la que
Judas se pierde, y los demás se aturden.
Y, sin embargo, Jesús habla de la gloria de Dios, que
resplandecerá en su amor fiel a la misión encomendada por el Padre. Él es la
luz de las naciones que anuncia el Segundo Canto del Siervo de Yahveh, para que
su salvación “alcance hasta el confín de la tierra”.
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