Nos amó así,
hasta lavar los pies de sus amigos,
y más allá.
Hasta hacerse pan para los pobres
y más allá.
Hasta llamar amigo a los traidores,
perdonar y excusar a sus verdugos,
y más allá.
Hasta cargar con las cruces de los hombres,
estar en agonía por los siglos,
y más allá.
Hasta derramar su sangre por nosotros,
convertir su corazón en una fuente,
y más allá.
Hasta hacer de la cruz un sacramento,
y más allá.
Hasta hacer de la muerte una victoria,
y más allá.
No hay medida.
Siempre más.
(Rafael
Prieto Ramiro)
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