El Evangelio nos ofrece el encuentro de Jesús resucitado con María Magdalena "apóstol de los apóstoles", como la ha llamado el Papa Francisco. El relato nos invita a una lectura espiritual, que arranca del Cantar de los Cantares y la esposa que busca al Amado, un tema muy querido de autores místicos como Santa Teresa de Jesús (con sus Meditaciones sobre los Cantares) y San Juan de la Cruz (Cántico Espiritual).
Tal vez conviene alguna palabra sobre la figura de María Magdalena, cuyos rasgos se fueron desdibujando y se han prestado a mitos. Se la ha confundido con la pecadora de otros textos evangélicos, y algunos la han imaginado como "pareja" de Jesús. Hay que aclarar que, si Jesús se hubiera casado, los evangelios lo habrían contado con naturalidad, porque era lo normal. Lo que extrañó en su tiempo fue, precisamente, que Jesús no se casó. Los textos en que Jesús habla de los "eunucos por el Reino de los Cielos" (Mt 19,12), permiten sospechar que esa extrañeza llegó hasta el punto de que algunos enemigos de Jesús lo insultaron insinuando que fuera "eunuco". Las historias sobre un pretendido matrimonio de Jesús (y sobre variedad de cosas raras) aparecieron en relatos tardíos (algunos de los "evangelios apócrifos"), que mezclaron la memoria de Jesús con teorías gnósticas, y que fueron rechazados por las comunidades cristianas como falsos. Detrás de estas historias, por lo demás, está la idea de que no puede haber relación profunda entre un hombre y una mujer sin implicación sexual. Y la historia de la espiritualidad cristiana ha mostrado, muchas veces, la falsedad de este viejo prejuicio machista.
Lo que sabemos de María de Magdala es que destaca entre las discípulas de Jesús. Y los cuatro Evangelios recogen su presencia al pie de la cruz y que fue el primer testigo de la Resurrección. Hay razones para pensar que fuera uno de los discípulos más cercanos y que mejor comprendieron al Maestro. Se apunta que pudo ser una figura muy relevante en la primera comunidad cristiana, aunque los Hechos de los Apóstoles no dan noticias sobre ella, al igual que sobre la mayor parte de los apóstoles. Lucas (Lc 8,2) nos dice que Jesús expulsó de ella "siete demonios", lo que (en el lenguaje de aquel tiempo, que identificaba con los demonios múltiples males físicos y psíquicos) invita a pensar que vivió una profunda experiencia de sanación interior. Tal vez pocos podrían decir con tanta verdad y hondura como ella: "He visto al Señor".
Se nos invita a leer con el corazón el Evangelio de hoy: un relato de búsqueda y encuentro (o mejor dicho, de "ser encontrado"). Un texto que alude a la conversión (dos veces se nos dice que María "se volvió": no tendrá sentido si hablara de la postura física. Es otro "volverse". Una narración de reconocimiento (María reconoce a Jesús cuando Él pronuncia su nombre); de apego y de superación de la tentación de atrapar ("No me retengas"); de presencia y escondimiento de Jesús ("Subo al Padre mío y Padre vuestro").
Lecturas de hoy: https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
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