El relato de la
primera lectura, aquel estandarte con una serpiente, que curaba a los que eran
mordidos por serpientes, es el transfondo de las palabras de Jesús en el
Evangelio.
Cuando sea
levantado en la cruz, Jesús se convertirá en estandarte salvador para el mundo.
Nosotros, mordidos por el sufrimiento, la muerte y las injusticias de la vida,
somos llamados a contemplar a Jesús, que sufre y muere injustamente en la cruz.
Para ser sanados por Él.
Es una paradoja:
en la cruz, donde Jesús llega hasta la aniquilación y la muerte, es
precisamente donde se revela como auténtico Dios (“Yo Soy”). El amor de Jesús,
que no retrocede ni ante la muerte, es la fuerza de Dios que vence a la muerte,
que abre el camino de la Resurrección, que nos ofrece esperanza.
“El que me ha
enviado está conmigo, no me ha dejado solo”
“Con tan buen amigo presente, con tan buen capitán, que se
puso en lo primero en el padecer, todo se puede soportar; es ayuda y da fuerzas;
nunca falta; es amigo verdadero. (…). He visto que por esta puerta hemos de
entrar si queremos nos muestre la soberana Majestad grandes secretos. Así que
vuestra merced, no quiera otro camino.
Por aquí va seguro. Este Señor nuestro es por quien nos vienen todos los
bienes; El lo enseñará. Mirando su vida, es el mejor modelo. ¿Qué más queremos
de un tan buen amigo al lado, que no nos dejará en las fatigas y tribulaciones,
como hacen los del mundo? Bienaventurado quien de verdad le amare y siempre le
trajere cabe sí. (…), que en negocios y persecuciones y fatigas, cuando no se
puede tener tanta quietud, y en tiempo de sequedades, es muy buen amigo Cristo,
porque le miramos Hombre y vémosle con flaquezas y trabajos, y es compañía”.
Teresa
de Jesús, Vida, 22, 6-7.10
Lecturas de hoy: https://www.ewtn.com/espanol/lecturas-del-d%EDa.asp
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