lunes, 30 de marzo de 2020

Misericordia y justicia. “Tampoco yo te condeno. No peques más” (Jn 8, 1-11)



La primera lectura (la falsa denuncia contra Susana, (Dn 13, 41-62) nos sugiere una pista de lectura del Evangelio. El pecado de los escribas y fariseos está en su misma denuncia: entregan a juicio a la mujer, mientras dejan escapar al cómplice de adulterio, que (también ante la Ley) era tan culpable como ella.  Han manipulado la Ley, han jugado con la vida de una persona, para intentar poner una encerrona a Cristo.

Jesús pone en evidencia ese uso corrupto de la Ley, y con su actitud apunta hacia el sentido verdadero de la Ley: la justicia de Dios es salvadora, cuida la vida. Por eso, Jesús perdona: no condena al pecador, y tampoco justifica (ni banaliza) su pecado, sino que le abre a una vida nueva.

Tu bondad (Ixcís) 


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