sábado, 23 de noviembre de 2024

"Soy rey... para dar testimonio de la verdad" (Jn 18, 33-37)

 

Terminamos el año litúrgico contemplando a Cristo como Rey del Universo y de la Historia. Su Sabiduría es la clave del orden del Cosmos, y su Palabra es el sentido de la Historia.

La lectura del Apocalipsis, (1,5-8) recoge en buena medida el sentido de este título de Jesús y de esta fiesta. Él es el que es, y da el ser; el que estaba al principio de todo; y el que tiene la última palabra sobre todo.

Juan proclama su realeza en el juicio ante Pilato. Jesús ha sido entregado por los suyos, está atado e indefenso, con su muerte ya decidida de antemano (“maltratado y humillado… como cordero llevado al matadero” Is 53, 7). Pero manifiesta su dignidad ante el gobernador, que se convierte en marioneta del poder, condenando a muerte a Jesús contra su propia conciencia. El contraste entre Jesús y Pilato es el contraste entre un reino al estilo del mundo y el reino de Dios. Un reino en cuya esencia está la verdad, que hace libres (Jn 8, 32). Un reino que, como es amor, pasa por la entrega, incluso por la cruz. Pero vence a la muerte y a la violencia del mundo.

Un reino que vamos descubriendo poco a poco. El que pedimos cada día en el Padre Nuestro: ¡Venga tu Reino!.  


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