sábado, 14 de octubre de 2023

"Muchos son los llamados, pero pocos los elegidos" (Mt 22, 1-14)

 

Jesús compara el reino de Dios con un banquete magnífico, que se ofrece con generosidad. En contraste con la magnanimidad de la invitación aparecen la indiferencia y el rechazo de los llamados, que llega a la violencia. La violencia de esa parábola resulta chocante en el anuncio que Jesús hace de Dios como padre misericordioso (aunque se trata de una parábola, una imagen esbozada con trazos simples), y sin embargo cuadra con la realidad de nuestro mundo, en el que el rechazo a los valores que Dios propone malogra tatas oportunidades de compartir y desata tantos conflictos. 

Con todo, el banquete se sigue ofreciendo, y con una generosidad que alcanza a todos, "malos y buenos". Es la misma generosidad del "Padre celestial que hace salir el sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos" (Mt 5, 45)

Por otra parte, responder a ese banquete implica también unas actitudes, ponerse el "vestido de boda". Y es expulsado el invitado que, con su forma de estar, ha desdeñado también el banquete al que fue invitado. El vestido, en la Escritura, alude a la dignidad de la persona, también a sus actitudes. Podemos recordar a Pedro (Jn 21, 7) que se ata la túnica para lanzarse al mar, al encuentro de Jesús resucitado. Al hijo pródigo a quien su padre manda vestir con el mejor vestido (Lc 15, 22). Y los textos del Apocalipsis (Ap. 3, 17-18), que denuncian la desnudez y miseria de la Iglesia de Laodicea, y por otra parte, hablan de los santos que han lavado sus vestiduras en la vida de Jesús (Ap. 7, 9. 13-14). Y, sobre todo, a Pablo, que habla de "revestirnos de Cristo" (Gal 3, 27).

El Evangelio, en fin, nos llama a preguntarnos cómo respondemos (o dejamos de responder) a la invitación de Dios a entrar en su vida. Y nos llama también a tomar conciencia de que ese entrar (a través de cuanto Jesús nos enseña y nos transmite) implica unas actitudes, que cada día tenemos que cuidar. 

Hoy, los carmelitas celebramos a Sta. Teresa de Jesús, y de hecho, en nuestras iglesias se escucharán unas lecturas diferentes, como el Evangelio en que Jesús da gracias al Padre por revelarse a los sencillos. Teresa habla también de Dios que nos "convida a todos", y de cómo esa respuesta implica unas actitudes: la humildad como búsqueda de la verdad (y experiencia de cómo Dios nos acoge en nuestra realidad concreta, con toda su fragilidad y pobreza), el amor fraterno, y la capacidad de liberarnos de ataduras, para entrar verdaderamente (no a medias) en esa vida que Dios ofrece. La Eucaristía que celebramos es signo de ese banquete al que Dios nos invita.



Lecturas de hoy (www.dominicos.org)

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