domingo, 6 de agosto de 2023

"Este es mi Hijo Amado. Escuchadlo" (MC 10, 2-10),

 


Este domingo coincide con la fiesta de la Transfiguración. Volvemos a contemplar, ahora a través de los ojos de Marcos, la escena que se nos ofrecía en Cuaresma: Jesús como luz en medio de la noche. "Y hacéis muy bien en prestarle atención, como a una lámpara que brilla en un lugar oscuro, hasta que llegue el día", y el lucero nazca en vuestros corazones" (2 Pedro, 1, 16-19). La segunda carta, refiriéndose a este momento, nos remite al Jesús real, a su Palabra y sus gestos, que se nos invita a escuchar. Nuestra fe no es una fantasia, ni una elucubración . Puede dialogar y encontrar eco en planteamientos filosóficos y culturales, pero siempre desde esta referencia fundamental a Jesús. La medida de la verdadera grandeza, la gloria y la honra que valen la pena se comprenden desde las palabras, los gestos, la vida entregada de Jesús, la vida que infunde su Espíritu. 

Este fin de semana también coincide con la Jornada Mundial de la Juventud. Cientos de miles de jóvenes de todo el mundo han venido a Lisboa a un encuentro. Encuentro con la vitalidad y pluralidad de la Iglesia (""en la Iglesia cabemos todos" repetíamos el jueves, con el Papa Francisco). Encuentro, sobre todo, con Jesucristo.

Esta jornada nos invita a orar por estos jóvenes, por su camino cristiano que se abre entre la complejidad e incertidumbres de este tiempo, para renovar también los  caminos de la Iglesia. Y a dejarnos contagiar de su deseo de encontrarse, cada vez más, con Cristo. De escucharlo.



Lectura de hoy

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