sábado, 24 de junio de 2023

"No tengáis miedo" (Mt 10, 26-33)

 

El domingo pasado, escuchábamos cómo Jesús envía a sus apóstoles al mundo (Mt 9, 36 - 10, 8). La palabra que hoy escuchamos tiene relación con ese envío, y con las dificultades que va a encontrar en un mundo hostil al Evangelio (Mt 10, 16-25). Así, Jesús dice "mirad que yo os envío como ovejas en medio de lobos" (Mt 10, 16). 

Cuando Mateo pone por escrito estas palabras de Jesús, han comenzado las persecuciones, y la comunidad cristiana ya sabe que la fidelidad a Cristo puede conllevar la muerte física. Eso se refleja en el texto que escuchamos, que mantiene también el estilo tajante y radical de las expresiones hebreas. Conviene situar adecuadamente su alcance, para no caer en una visión miedosa de Dios. Cuando leemos "a quien me niegue ante los hombres, le negaré yo también ante mi Padre", hemos de recordar lo que Jesús hizo con Pedro, que le negó. La fidelidad de Dios (salmo 68) es bondad y misericordia. 

El mensaje de Jesús conjuga esa misericordia con la llamada a la radicalidad. Hoy, nos advierte (frente a miedos de tantas cosas, que tantas veces nos bloquean) de que también el miedo es peligroso (a veces, lo más peligroso). Si por miedo a la hostilidad del mundo, "a los que matan el cuerpo", abandonamos y renunciamos a Cristo, nuestra vida entera se puede ir vaciando de sentido, se puede ir perdiendo, sin que nos demos cuenta. 

Jesús, sobre todo, nos llama a la confianza. Aunque pueda parecer que la mentira triunfa, "no hay nada encubierto que no llegue a saberse". Y aunque pueda parecer que el mundo va "a la deriva" y quedamos como gorrioncillos a merced de los que imponen su fuerza, Dios no se desentiende de nosotros, está al tanto de todo: "hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados". De forma misteriosa (Dios no "maneja" el mundo como un guiñol, respeta nuestra libertad. Pero, con su poder creador, abre caminos), Él se hace cargo. "No temáis, pues; no hay comparación entre vosotros y los gorriones". 

Confianza, en definitiva, para anunciar el Evangelio, hacerlo presente en el mundo ("proclamad que el Reino de dios ha llegado: sanad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, expulsad demonios" Mt 10, 7-8) . La sencilla prudencia de, en un mundo "de lobos", saber seguir al Cordero, dejarnos guiar por el pastor, para que él nos enseñe a "defendernos" en la vida, a optar por la verdad y el amor. 

En este día en que Jesús repite "no temáis", podemos preguntarnos por nuestros temores, y ponerlos ante Dios, para que nos ayude a "hacernos" con ellos. Y preguntarnos por la forma en que hoy podemos "pregonar desde la azotea", la verdad que Dios va susurrando en nuestro interior. 







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