María, madre, es como columna que sostiene la comunidad cristiana. Que nos ofrece apoyo en los momentos de dificultad e incertidumbre. Que nos anima a tejer redes de fraternidad para ir construyendo la Iglesia, al estilo de Jesús.
María, maestra de "quienes escuchan la palabra de Dios y la cumplen" (Lc 11, 28) nos ayuda a levantar nuestra vida sobre Cristo, el fundamento verdaderamente sólido (1 Cor 3,11). Ella, que lo gestó, lo cuidó y vio crecer al Hijo de Dios, nos ayuda a abrir a Dios nuestra realidad humana, nuestra vida cotidiana.
María, que la tradición nos presenta en Zaragoza alentando al apóstol Santiago en su predicación del Evangelio, nos anima a continuar este servicio, ofrecer la Vida y la Palabra de Dios al mundo.
Virgen Santa del Pilar:
aumenta nuestra fe,
consolida nuestra esperanza,
aviva nuestra caridad.
Socorre a los que padecen desgracias,
a los que sufren soledad, ignorancia, hambre o falta de trabajo.
Fortalece a los débiles en la
fe.
Fomenta en los jóvenes la disponibilidad para una entrega plena a Dios.
Protege
a España entera y a sus pueblos, a sus hombres y mujeres.
Y asiste maternalmente, oh María,
a cuantos te invocan como Patrona de la Hispanidad.
(S. Juan Pablo II)
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