sábado, 1 de mayo de 2021

"Yo soy la vid, vosotros los sarmientos" (Jn 15, 1-8)

 

Pascua es tiempo de Vida Nueva, tiempo del Espíritu. En estos domingos, el Evangelio nos ayuda a profundizar en algunos aspectos de lo que significa esa vida, de cómo abrirnos al Espíritu. 

Hoy, nos habla de dar fruto, que no sólo son obras o resultados visibles (eso depende de más aspectos, como las posibilidades, o la visibilidad), sino, fundamentalmente, la vida desde el amor. 

Nos habla también de la poda. Si una cepa no se poda, pierde su fuerza multiplicando ramas y hojas. También nosotros podemos "irnos por las ramas", de diversas maneras, y es preciso ser conscientes de dónde es preciso cortar, ordenar nuestra vida. Y, en ocasiones, la vida y las circunstancias realizan en nosotros una poda dolorosa, que recorta proyectos, relaciones, ámbitos... Pero, unidos a la vid, podemos experimentar cómo su savia hace brotar de nuevo la vida en nosotros, y dar fruto. 

Hoy, el Evangelio nos habla de permanecer. Que significa perseverar, y aún va más allá: enraizarnos en Jesús, vivir unidos a Él. La imagen de la vid y los sarmientos nos habla de unidad vital: el sarmiento recibe la savia de la vid, para dar fruto. Dará fruto a su propio estilo (en una vid se pueden injertar sarmientos diferentes, que darán diferentes tipos de uva) pero sólo lo hará mientras mantenga esa comunicación vital con la vid, que son sus raíces y su tronco. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario

  Hoy escuchamos una de las palabras de Jesús en la Última Cena. En ese momento de intimidad de Jesús con los discípulos, lleno de intensida...