Por tres veces repite Jesús estas palabras: "No tengáis miedo", que, en otros pasajes, se convierte en su saludo. No tengáis miedo a los hombres, a los que sólo pueden matar el cuerpo...
"No tengáis miedo". Porque, cuando el miedo y la desconfianza nos dominan, van destruyendo todo. Eso es lo verdaderamente temible, eso es lo que hemos de evitar: las dinámicas de muerte (la pasividad, el egoísmo, la desconfianza, el resentimiento...) que proceden del miedo y pueden "matarnos por dentro".
Tal vez sea inevitable sentir miedo. Nuestros temores (cada cual tiene los suyos) tienen raíces profundas, y afloran aunque no queramos. La mejor manera de enfrentarlos no es negarlos, sino reconocerlos.
Pero podemos evitar que el miedo nos gobierne. Y a eso nos invita Jesús. Podemos elegir la confianza. Y tenemos motivos para ello: Dios nos conoce ("hasta los cabellos tenéis contados") y somos preciosos a sus ojos (tanto, que ha entregado a su Hijo por cada uno de nosotros).
"La confianza, y nada más que la confianza, puede conducirnos al amor”. (Teresa de Lisieux)
"Confío" (Ixcís)
Lecturas de hoy: https://www.ciudadredonda.org/calendario-lecturas/evangelio-del-dia/hoy
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