El relato de Emaús nos invita a leer nuestra vida. La historia de esa pareja que descubre que Jesús ha estado caminando con ellos, les ha hecho comprender todo, ha encendido su corazón... es también la historia de la Iglesia. Y es también, tal vez, tu historia.
Jesús resucitado nos acompaña, y muchas veces sólo después nos damos cuenta de cómo estuvo a nuestro lado y nos sostuvo cuando el camino se hacía cuesta arriba y nos sentíamos inseguros. Él nos escucha, se interesa por nuestras preocupaciones, por nuestros desencantos y dudas, por nuestras frustraciones y preguntas. Él nos habla, en la Escritura, para iluminar lo que vivimos, ayudarnos a verlo desde su luz. Él enciende en nuestro corazón la esperanza y la fe.
Aún tendremos que esperar para partir juntos el pan de la Eucaristía. De momento, la oración y la meditación del Evangelio nos ayudan a estar en comunión con Él,. Nos invitan a hacer espacio, en nuestro corazón, para Aquel que ha entrado en nuestras vidas para quedarse con nosotros, con una presencia que nunca podemos aferrar ni retener a nuestro gusto, una presencia que siempre nos impulsa a ponernos en camino y volver a construir comunidad.
Quédate con nosotros (Romina González)
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