Es conocido este
Evangelio, que resume todos los mandamientos en el amor a Dios y el amor al
prójimo.
No se trata de un mandamiento “para cumplir”, sino de una forma
de vivir. Amar a Dios con todo el corazón significa que ese amor ilumine también
nuestras sombras, nuestros dolores, nuestros sentimientos negativos y
debilidades, ilumine nuestros amores y nuestras dificultades para amar… Y esto
es posible porque el amor consiste en que Él nos ha amado primero (1 Jn 4,19),
Él siempre ama primero, y nos invita a apoyarnos en Él, a aprender a amar de Él
y desde Él. Así aprendemos a amar a los demás, y a querernos y vivir en paz con
nosotros mismos
Solas
estas dos cosas nos pide el Señor: amor de su Majestad y del prójimo es en lo
que hemos de trabajar; guardándolas con perfección, hacemos su voluntad, y así
estaremos unidos con Él (…) La más cierta señal que -a mi parecer- hay de si
guardamos estas dos cosas, es guardando bien la del amor del prójimo. Y estad
ciertas que, mientras más en éste os viereis avanzadas, más lo estáis en el
amor de Dios; porque es tan grande el que su Majestad nos tiene que, en pago
del que tenemos al prójimo, hará que crezca el que tenemos a su Majestad por
mil maneras; en esto yo no puedo dudar.
Teresa de Jesús, Moradas
V, 3, 1
Sólo el amor (José Martí - Silvio Rodríguez)
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