viernes, 20 de marzo de 2020

Amarás a Yahveh con todo tu corazón, amarás a tu prójimo como a ti mismo (Mc 12, 28b-34)



Es conocido este Evangelio, que resume todos los mandamientos en el amor a Dios y el amor al prójimo.

No se trata de un mandamiento “para cumplir”, sino de una forma de vivir. Amar a Dios con todo el corazón significa que ese amor ilumine también nuestras sombras, nuestros dolores, nuestros sentimientos negativos y debilidades, ilumine nuestros amores y nuestras dificultades para amar… Y esto es posible porque el amor consiste en que Él nos ha amado primero (1 Jn 4,19), Él siempre ama primero, y nos invita a apoyarnos en Él, a aprender a amar de Él y desde Él. Así aprendemos a amar a los demás, y a querernos y vivir en paz con nosotros mismos


Solas estas dos cosas nos pide el Señor: amor de su Majestad y del prójimo es en lo que hemos de trabajar; guardándolas con perfección, hacemos su voluntad, y así estaremos unidos con Él (…) La más cierta señal que -a mi parecer- hay de si guardamos estas dos cosas, es guardando bien la del amor del prójimo. Y estad ciertas que, mientras más en éste os viereis avanzadas, más lo estáis en el amor de Dios; porque es tan grande el que su Majestad nos tiene que, en pago del que tenemos al prójimo, hará que crezca el que tenemos a su Majestad por mil maneras; en esto yo no puedo dudar.

Teresa de Jesús, Moradas V, 3, 1



Sólo el amor (José Martí - Silvio Rodríguez) 

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