- Por un lado, Jesús condena la actitud de los escribas (los conocedores de la Ley, que eran los que asesoraban al pueblo sobre cómo cumplirla), porque han puesto la religión al servicio de sí mismos: de su vanidad y orgullo, y de su afán de lucro. Esta manipulación es la causa de que su interpretación de la Ley se convierta en algo que oprime, en lugar de liberar, que no ayuda a vivir ( Mt 13, 4)"lían fardos pesados, pero no están dispuestos a mover un dedo...").
- Llama la atención sobre la viuda pobre y su limosna, que "objetivamente" es pequeña, pero significa la entrega de sí misma a Dios, una actitud de confianza y donación sin reservas. La primera lectura (1 Re 17, 10-16) nos ayuda a ver el significado de esta entrega, con la historia la viuda de Sarepta, que, en una situación desesperada, escuchando la voz del profeta, fue capaz de entregar a Dios el último puñado de su harina.
Cuando un alma comienza (…)[Dios] no se da a conocer hasta que va
ensanchándola poco a poco, conforme a lo que más ha menester para lo que ha de
poner en ella. Por esto digo que trae consigo la libertad, pues tiene el poder
de hacer grande este palacio todo. El punto está en que se le demos por suyo
con toda determinación, y le desembaracemos para que pueda poner y quitar como
en cosa propia. Y tiene razón su Majestad; no se lo neguemos. Y como él no ha
de forzar nuestra voluntad, toma lo que le damos; mas no se da a sí del todo
hasta que nos damos del todo.
(Teresa de Jesús, Camino
de Perfección 28, 12)
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