A pesar del título que se ha puesto a esta escena, el Evangelio no habla de multiplicar. Lo que subraya son unas actitudes de Jesús:
- Aunque buscaba un momento de soledad y calma, su compasión le lleva a cambiar de planes, ante que ("como ovejas sin pastor") lo busca.
- Ve las necesidades de las personas, y responde concretamente: cura los enfermos, se da cuenta de que necesitan comer...
- Siempre unido al Padre: levanta la mirada, bendice el pan...
Y pide una actitud en los discípulos. Frente a la tentación de inhibirse por la precariedad de medios ("aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces"), y de dejar que cada uno se las arregle como pueda, Jesús les llama a poner en juego lo que tienen, a compartir.
El texto de Isaías (Is 55, 1-3) refuerza una lectura de este Evangelio: frente a la dinámica del mercado (comprar, confiar en el dinero...), que genera hambre e insatisfacción, Jesús promueve otra forma de vida, que nace de la capacidad de compartir en comunidad, que llena a la persona. "Escuchadme y viviréis". La Eucaristía es signo y anticipo del Reino, y nos impulsa a buscar la forma de construir esa vida.
"Como me vi (...) imposibilitada de
aprovechar en lo que yo quisiera en el servicio del Señor y toda mi ansia era, y aún es, que pues tiene tantos enemigos y tan pocos
amigos, que ésos fuesen buenos, determiné a hacer eso poquito que era en mí,
que es seguir los consejos evangélicos con toda la perfección que yo pudiese, y
procurar que estas poquitas que están aquí hiciesen lo mismo, confiada en la
gran bondad de Dios que nunca falta de ayudar a quien por él se determina a
dejarlo todo"
(Teresa de Jesús, Camino de Perfección, 1,2)
No hay comentarios:
Publicar un comentario