sábado, 1 de agosto de 2020

"Hasta quedar satisfechos" (Mt 14,13-21)


A pesar del título que se ha puesto a esta escena, el Evangelio no habla de multiplicar.  Lo que subraya son unas actitudes de Jesús:

- Aunque buscaba un momento de soledad y calma, su compasión le lleva a cambiar de planes, ante que ("como ovejas sin pastor") lo busca. 
- Ve las necesidades de las personas, y responde concretamente: cura los enfermos, se da cuenta de que necesitan comer...
- Siempre unido al Padre: levanta la mirada, bendice el pan...

Y pide una actitud en los discípulos. Frente a la tentación de inhibirse por la precariedad de medios ("aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces"), y de dejar que cada uno se las arregle como pueda, Jesús les llama a poner en juego lo que tienen, a compartir. 

El texto de Isaías (Is 55, 1-3) refuerza una lectura de este Evangelio: frente a la dinámica del mercado (comprar, confiar en el dinero...), que genera hambre e insatisfacción, Jesús promueve otra forma de vida, que nace de la capacidad de compartir en comunidad, que llena a la persona. "Escuchadme y viviréis". La Eucaristía es signo y anticipo del Reino, y nos impulsa a buscar la forma de construir esa vida. 

    "Como me vi (...) imposibilitada de aprovechar en lo que yo quisiera en el servicio del Señor  y toda mi ansia era, y aún es, que pues tiene tantos enemigos y tan pocos amigos, que ésos fuesen buenos, determiné a hacer eso poquito que era en mí, que es seguir los consejos evangélicos con toda la perfección que yo pudiese, y procurar que estas poquitas que están aquí hiciesen lo mismo, confiada en la gran bondad de Dios que nunca falta de ayudar a quien por él se determina a dejarlo todo"
                (Teresa de Jesús, Camino de Perfección, 1,2)



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