sábado, 8 de febrero de 2025

"Y, dejándolo todo, le siguieron" (Lc 5, 1-11)

 

Las tres lecturas de este domingo nos transmiten relatos de vocación, y (con el Salmo) subrayan varios aspectos de esta experiencia, que es también la de todo discípulo de Jesús:

- La grandeza de Dios, el Santo, autor de maravillas como la pesca milagrosa y la Resurrección. Quien se encuentra con Dios, con su gloria y santidad, sus obras, se sobrecoge (eso significan el temor y estupor que estos y otros textos bíblicos refieren). “Porque la gloria del Señor es grande”  (Salmo 137)

- Ante esa majestad, la conciencia de la propia pequeñez, indignidad, pecado. Una conciencia, sin embargo, que no “encierra” a la persona en el miedo o desánimo. Al revés, ensancha el corazón porque es experiencia de que ese Dios, grande y santo, se inclina sobre nosotros para perdonar, salvar, purificar. “tu misericordia es eterna”.

- La disponibilidad, llena de confianza y ánimo, que nace de ese encuentro con Dios: “Aquí estoy. Mándame”

- Dios llama, pide nuestra colaboración. Y envía a una misión que da fruto, más allá de nuestras limitaciones porque “no he sido yo, sino la gracia de Dios conmigo” (1 Cor 15,10)

El Evangelio recoge estos elementos en un relato que narra la vocación de Pedro y, a la vez, está hablando de otras experiencias de Pedro y la comunidad: la noche, y el trabajo infructuoso; la llamada a no desanimarse, sino a profundizar, confiar y apoyarse en la palabra de Jesús (por tu palabra echaré las redes); la sobreabundancia de frutos, que va unida a la presencia de Jesús. Como en la pesca milagrosa que cuenta el último capítulo de San Juan (Jn 21, 1-11), esa sobreabundancia habla de la Vida Nueva de Jesús resucitado (a la que se refiere también S. Pablo), de la fecundidad del Espíritu Santo.

“Rema mar adentro”: el Evangelio de hoy invita a “soltar amarras”, dejar el “espacio de confort”, lanzarse a la misión. También (antes, quizás) a adentrarte en tu corazón, en tu propia experiencia de Dios, en tu propia vocación: cómo has ido descubriendo “su misericordia y su lealtad”, cómo “han hecho crecer el valor en tu alma” y te han hecho embarcarte en su aventura. Para poder decir, con el Salmo: Te doy gracias, Señor, de todo corazón.

Además, nos unimos, en este Domingo, a la Campaña contra el Hambre de Manos Unidas


Lecturas de hoy (www.dominicos.org)


No hay comentarios:

Publicar un comentario

  En el Evangelio de Lucas (como también en el de Mateo) las Bienaventuranzas son el comienzo del primer gran discurso que escuchamos de Jes...