Sínodo
La
Iglesia es pueblo de Dios que camina unido, convocado por Jesús, e impulsado
por el Espíritu Santo, para anunciar el Evangelio.
¿Cómo
podemos vivir esto de forma más plena y auténtica? El Papa Francisco ha
convocado un Sínodo, e invita a participar en él a todos los bautizados, para
reflexionar juntos sobre esto:
- Cómo dialogamos, cómo
escuchamos; para escuchar al Espíritu Santo, para descubrir los caminos que Él
abre en nuestro mundo.
- Cómo caminamos: qué
pasos hemos de dar, para hacer presente, aquí y ahora, las palabras y los
gestos de Jesús, su mensaje y su vida; cómo salir al encuentro del otro, para
compartir…
- Cómo construimos unidad;
cómo, desde el amor de Dios, hacemos realidad el amor al prójimo, y creamos
lazos comunitarios, vitales (“amaos unos
a otros como Yo os he amado” Jn 13, 34).
- Cómo nos relacionamos,
cómo compartimos responsabilidades, cómo participamos en la vida y en la misión
de la Iglesia.
Todos estamos invitados a participar en este Sínodo: los
habituales en la Iglesia; los que han dejado de ir; los que, por diversos
motivos, se han desencantado o alejado; los que nunca participaron… Todos
tenemos un sitio para decir nuestra palabra, para escuchar juntos, para
descubrir caminos nuevos.
“La
finalidad del Sínodo, y por lo tanto de esta consulta, no es producir
documentos, sino hacer que germinen sueños, suscitar profecías y visiones,
hacer florecer esperanzas, estimular la confianza, vendar heridas, entretejer
relaciones, resucitar una aurora de esperanza, aprender unos de otros, y crear
un imaginario positivo que ilumine las mentes, enardezca los corazones, dé
fuerza a las manos”
- Te invitamos también a visitar la página oficial del Sínodo: https://www.synod.va/es.html
- Y a leer el Documento Preparatorio del Sínodo, que recoge sus propuestas y objetivos.
- Aquí tienes un pequeño resumen de este documento.
Oración del Sínodo
Estamos ante ti, Espíritu
Santo,
reunidos en tu nombre.
Tú que eres nuestro verdadero
consejero:
ven a nosotros, apóyanos,
entra en nuestros corazones.
Enséñanos el camino,
muéstranos cómo alcanzar la
meta.
No permitas que perdamos el
rumbo
como personas débiles y
pecadoras.
No permitas que la ignorancia
nos lleve por falsos caminos.
Concédenos el don del
discernimiento,
para que no dejemos que
nuestras acciones
se guíen por prejuicios y
falsas consideraciones.
Condúcenos a la unidad en ti,
para que no nos desviemos del
camino de la verdad y la justicia,
sino que en nuestro peregrinaje
terrenal
nos esforcemos por alcanzar la
vida eterna.
Esto te lo pedimos a ti,
que obras en todo tiempo y
lugar,
en comunión con el Padre y el
Hijo
por los siglos de los siglos.
Amén.
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